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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
«La vida es algo demasiado importante como para hablar de ella con seriedad».
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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
él. Cada uno tenemos nuestros propios demonios y nos enfrentamos o nos escabullimos de él como podemos.
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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
Llegó un punto en el que la situación se hizo insoportable, un punto límite que te lleva a la revolución de conocerte realmente. Y después de un año había descubierto que aburrirse está infravalorado. Si te aburres, piensas, y si piensas, estás perdido. Pensar no es tan bueno como nos hacen creer, porque cuando ya no quedan más mentiras, solo queda sitio para la verdad. Una que suele apestar. Estamos tan habituados al ruido que nos rodea que ni le prestamos atención hasta que todo cesa y solo quedas tú y solo oyes tus pensamientos de una forma tan nítida que acojonan. Pavor porque son vacíos. No hay nada. Y eso da más miedo porque, fuera, ese silencio es vida si sabes escucharlo y tú has olvidado cómo hacerlo.
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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
Haré que vuelva tu inspiración como lo haría una musa. Eso es. ¡Voy a ser tu musa navideña!
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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
«Si por delante se asemeja a un Dios, por detrás parece el Hércules de Baccio». (N. de la A: Si no sabes a qué escultura me refiero, búscala. Siempre es buen momento para ver un buen culo arte).
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Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
Ahora quieren que escriba un villancico para la petarda esa de Nala. Yo… que odio la Navidad. Yo… que la música me odia. |
Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
—Supongo que lo que la nieve unió… —Eso ha sonado demasiado pastelón, señor rey del rock. |
Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
Tú de Marte y yo de sábados, nuevo disco de Lionheart. A la venta el 7 de diciembre. |
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Corazones en el balcón de Dona Ter
No puedo sacarte de mi cabeza y miedo me da que llegues al corazón
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Dona Ter
—Querido Roi, déjame decirte que valiente no es el que salta si la ventana está abierta, es el que sabe cuando toca cerrarla.
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Dona Ter
Mi abuela solía decir que mientras bailas no te duelen los pies. Y esos días bailé como nunca en mi vida y sentí todo hasta un extremo que nunca imaginé posible; pero nada de dolor. Eso explica por qué ahora sí duele. Duele la piel que añora sus caricias. Los recuerdos que han enraizado en lo más profundo. Me duelen los besos que mueren sin encontrarse con sus labios. Duele porque he dejado de bailar. Un dolor que me recuerda que fue real. Breve comparado con la inmensidad del tiempo. Insuficiente para mi necesidad de estar con ella.
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Dona Ter
En uno de mis viajes conocí a un viejo en Malta que me dijo que al amor hay que entregarse con las manos abiertas para dar… y para dejarlo ir.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?