Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
Llegó un punto en el que la situación se hizo insoportable, un punto límite que te lleva a la revolución de conocerte realmente. Y después de un año había descubierto que aburrirse está infravalorado. Si te aburres, piensas, y si piensas, estás perdido. Pensar no es tan bueno como nos hacen creer, porque cuando ya no quedan más mentiras, solo queda sitio para la verdad. Una que suele apestar. Estamos tan habituados al ruido que nos rodea que ni le prestamos atención hasta que todo cesa y solo quedas tú y solo oyes tus pensamientos de una forma tan nítida que acojonan. Pavor porque son vacíos. No hay nada. Y eso da más miedo porque, fuera, ese silencio es vida si sabes escucharlo y tú has olvidado cómo hacerlo.
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