Forjada en la tormenta de David B. Gil
Las viscitudes y las privaciones no son un martillo que haga saltar las impurezas; son, más bien, como el temporal que azota un árbol solitario y revela su verdadera naturaleza: si este es fuerte y sabe adaptarse, resistirá; si es frágil, se quebrará. Pero de ningún modo fortalecerá sus raíces. No hay más fortalezas o debilidades que las que ya germinan en nuestro interior, y las arrastramos dondequiera que vayamos.
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