Ocho millones de dioses de David B. Gil
Hierba y carroña, eso eran todos ellos. Lo demás —el honor, la gloria, la espera impasible— no era sino la mentira que los hombres se contaban unos a otros.
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Ocho millones de dioses de David B. Gil
Hierba y carroña, eso eran todos ellos. Lo demás —el honor, la gloria, la espera impasible— no era sino la mentira que los hombres se contaban unos a otros.
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Ocho millones de dioses de David B. Gil
Sabía bien que no hay peor fuego que el alimentado por una causa sagrada, capaz de consumir la carne ajena y el alma propia.
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Ocho millones de dioses de David B. Gil
Solo él parecía percatarse de que era imposible que un simple traductor pudiera enmendar mal alguno.
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Ocho millones de dioses de David B. Gil
¿Tan importante era para ellos proclamar la verdad de su dios? Las Islas Divinas ya tenían a sus propios dioses, antiguos y orgullosos; no necesitaban al dios de los extranjeros.
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El guerrero a la sombra del cerezo de David B. Gil
生と死へようこそ “Seitoshi e yōkoso” (Bienvenidos a la vida y la muerte)
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¿Quién escribió la saga?