Un lord irresponsable de Christine Cross
Edward esbozó una sonrisa tierna y satisfecha. Siempre se sentía bien cuando podía ayudar a otros, era como demostrarse a sí mismo que su vida tenía un sentido, que valía para algo.
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Un lord irresponsable de Christine Cross
Edward esbozó una sonrisa tierna y satisfecha. Siempre se sentía bien cuando podía ayudar a otros, era como demostrarse a sí mismo que su vida tenía un sentido, que valía para algo.
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Un lord acomodado de Christine Cross
Este es el lugar que te corresponde, entre mis brazos, junto a mi corazón.
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Un lord acomodado de Christine Cross
Perdóname. ¡Te amo tanto, tanto! Pero no fui capaz de decírtelo. Tenía miedo; miedo de que tú no sintieras lo mismo por mí y te perdiese para siempre. Y no podía perderte, porque sin ti no soy nada. Tú me completas, Victoria; me haces ser mejor persona. Te necesito, ¡Dios es testigo de cuánto te necesito!
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Un lord acomodado de Christine Cross
Victoria era suya, era su destino y su virtud. Gracias a ella él podría convertirse en un hombre mejor.
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Un lord acomodado de Christine Cross
La confianza que vio en su mirada lo hizo sentirse humilde e indigno. ¿Era posible ver el cielo en unos ojos? Porque era lo que él veía en aquellos momentos, y quería perderse en ese universo para siempre.
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Un lord acomodado de Christine Cross
Pensar en Victoria entregando su amor a otro hombre fue como si acabasen de asestarle un puñetazo en el estómago, privándolo momentáneamente del aire para respirar.
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Algo más que una dama de Christine Cross
Había vivido toda su existencia sin amor, en ese instante bien podía morir por amor, porque de nada le valdría seguir respirando si ella no estaba a su lado.
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Algo más que una dama de Christine Cross
Arabella le pertenecía. Ella era la única dueña de su corazón, la que tenía la llave de su felicidad. Sabía que su vida estaría vacía si ella no se hallaba a su lado.
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Algo más que una dama de Christine Cross
La atrajo contra su cuerpo deseando fundirse con ella, marcarla como suya. Porque esa mujer le pertenecía. No importaba cuánto deseara negarlo, cuánto quisiera alejarse, siempre volvería a ella, porque su corazón la reclamaba como una parte de sí mismo.
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Algo más que una dama de Christine Cross
Alex, eres un artista, ¡tu propio artista! Te has creado a ti mismo; te has dibujado una y otra vez adaptándote a las circunstancias, a las necesidades. Has hecho de ti mismo una obra de arte.
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Algo más que una dama de Christine Cross
No se dio cuenta de que Arabella había retirado su mano hasta que no percibió la ausencia de su calor, de la suavidad de su piel. Cerró los ojos y los apretó con fuerza. Había pretendido eso, que ella se alejara; pero no había imaginado que doliera tanto perder algo cuando ni siquiera era tuyo.
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Algo más que una dama de Christine Cross
—Lady Arabella —le dijo con una voz ronca y espesa como la miel que hizo que ella se estremeciera de pies a cabeza—deje ese libro y váyase de aquí. Ella lo miró desafiante. No tenía derecho a darle órdenes ni a echarla. —¿Por qué? —Porque estoy a punto de besarla de tal forma que hará que le tiemblen todos los huesos de su hermoso cuerpo y que su alma gima reclamando piedad. |
Algo más que una dama de Christine Cross
—Es de muy mal gusto, milord, recordarle a una dama sus defectos. —Yo no encuentro ningún defecto en usted —le aseguró con tono seductor mientras sus ojos verdes recorrían su figura como una caricia. |
La maestra de las flores de Christine Cross
Eres una parte de mi alma, Abigail, y siempre estaré incompleto sin ti.
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La maestra de las flores de Christine Cross
Cuando se cruzan dos almas destinadas a estar juntas, no importarán los obstáculos que sobrevengan, porque están ligadas para siempre.
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Todo un caballero de Christine Cross
(…) Siempre he buscado encajar en alguno de los dos mundos a los que pertenezco, pero en este momento solo hay un lugar al que deseo pertenecer: tu corazón.
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Todo un caballero de Christine Cross
—No sé qué más debo hacer —murmuró, contrariada—. Puede que haya tratado con muchos hombres, pero, desde luego, nunca he seducido a ninguno. —Pues conmigo lo has hecho de maravilla —le susurró junto a su oído (…) |
Todo un caballero de Christine Cross
(…) Una vez cometí el error de alejarme de ti y el corazón se me rompió en ese momento, a pesar de que éramos solo unos niños. Te amo más de lo que creí poder amar a nadie, y no pienso rendirme contigo tan fácilmente, Mary Reed.
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Todo un caballero de Christine Cross
—Mi sueño eres tú, Jimmy Marston —declaró en un susurro emocionado—. Siempre lo has sido.
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