Nada de Carmen Laforet
Había algo aterrador en la magnificencia clásica de aquel cielo aplastado sobre la calle silenciosa. Algo que me hacía sentirme pequeña y apretada entre fuerzas cósmicas como el héroes de una tragedia griega.
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Nada de Carmen Laforet
Había algo aterrador en la magnificencia clásica de aquel cielo aplastado sobre la calle silenciosa. Algo que me hacía sentirme pequeña y apretada entre fuerzas cósmicas como el héroes de una tragedia griega.
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Nada de Carmen Laforet
En el barrio chino no he entrado… pero ¿qué hay allí? Angustias me miró furiosa. —Perdidas, ladrones y el brillo del demonio, eso hay. (Y yo, en aquel momento, me imaginé el barrio chino iluminado por una chispa de belleza). |
Nada de Carmen Laforet
Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona, aunque sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú… Personas que, según mi familia, son calamidades indeseables.
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Nada de Carmen Laforet
¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres y el alcance de sus palabras?
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Nada de Carmen Laforet
Me estaba dando cuenta yo, por primera vez, de que todo sigue, se hace gris, se arruina viviendo.
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La insolación de Carmen Laforet
Martín miró a Eugenio sonriente. Le agradeció que le frenase, que le hiciese más hombre. Como la noche antes cuando al irse a la cama intentó dar un beso al padre y éste le detuvo. —¡Coño, no eres una niña para besuqueos! Si quieres, bésame la mano como yo hacía con mi padre. Los hombres no dan otros besos, es una porcada.
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Nada de Carmen Laforet
La temprana primavera mediterránea comenzó a enviar sus ráfagas entre las ramas aún heladas de los árboles. Había una alegría deshilvanada en el aire, casi tan visible como esas nubes transparentes que a veces se enganchan en el cielo. Era algo helado sobre la piel. Entonces fue cuando tuve la sensación de que una raya, fina como un cabello, partía mi vida y, como a un vaso, la quebraba. «Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz». No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad…" Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. |
Nada de Carmen Laforet
"...parece algo trastornado a veces. Pero tú también, Andrea, lo pareces. Por eso precisamente quise ser tu amiga en la Universidad. Tenías los ojos brillantes y andabas torpe, abstraída, sin fijarte en nada... Nos reíamos de ti; pero yo, secretamente, deseaba conocerte. una mañana te vi salir de la Universidad bajo una lluvia torrencial... Era en los primeros días del curso (tú no te acordarás de esto). La mayoría de los chicos estaban cobijados en la puerta y yo misma, aunque llevaba impermeable y paraguas, no me atrevía a desafiar aquella furia torrencial. De pronto te veo salir a ti, con el mismo paso de siempre, sin bufanda, con la cabeza descubierta... Me acuerdo de que el viento y la lluvia te alborotaban y luego te pegaban los rizos del cabello a las mejillas. Yo salí detrás de ti y el agua caía a chorros. Parpadeaste un momento, como extrañada, y luego, como a un gran refugio, te arrimaste a la verja del jardín. Estuviste allí dos minutos lo menos hasta que te diste cuenta de que te mojabas lo mismo. El caso era espléndido"
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Nada de Carmen Laforet
¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres y el alcance de sus palabras?
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Nada de Carmen Laforet
«Ena nadaba con el deleite de quien abraza a un ser amado. Yo gozaba una dicha concedida a pocos seres humanos: la de sentirse arrastrada en ese halo casi palpable que irradia una pareja de enamorados jóvenes y que hace que el mundo vibre más, huela y resuene con más palpitaciones y sea más infinito y más profundo.»
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Nada de Carmen Laforet
[…] solo aquellos seres de mi misma generación y de mis mismos gustos podían respaldarme y ampararme contra el mundo un poco fantasmal de las personas maduras. Y verdaderamente, creo que yo en aquel tiempo necesitaba este apoyo.
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Nada de Carmen Laforet
Más me valdría haberme casado con un obrero. Los obreros viven mejor que los señores, Andrea; llevan alpargatas, pero no les falta su buena comida y su buen jornal.
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Nada de Carmen Laforet
¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres y el alcance de sus palabras?
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Nada de Carmen Laforet
Siempre se mueve uno en el mismo círculo de personas por más vueltas que parezca dar.
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Nada de Carmen Laforet
Es difícil entenderse con las gentes de otra generación, aun cuando no quieran imponernos su modo de ver las cosas. Y en estos casos en que quieren hacernos ver con sus ojos, para que resulte medianamente bien el experimento, se necesita gran tacto v sensibilidad en los mayores y admiración en los jóvenes.
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Nada de Carmen Laforet
Me parecía que de nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad.
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Nada de Carmen Laforet
estaba caminando como si recorriera el propio camino de mi vida, desierto. Mirando las sombras de las gentes que a mi lado se escapaban sin poder asirlas. Abocando en cada instante, irremediablemente, en la soledad.
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Nada de Carmen Laforet
Me decidí a abrir la puerta y subir las escaleras. Sintiendo por primera vez, aun sin comprenderlo, que el interés y la estimación que inspire una persona son dos cosas que no siempre van unidas.
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Nada de Carmen Laforet
"Sintiendo por primera vez, aun sin comprenderlo, que el interés y la estimación que inspire una persona son dos cosas que no siempre van unidas."
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Gregorio Samsa es un ...