![]() |
Nada de Carmen Laforet
Ya de madrugada, un cortejo de nubarrones oscuros como larguísimos dedos empezaron a flotar en el cielo. Al fin, ahogaron la luna.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Ya de madrugada, un cortejo de nubarrones oscuros como larguísimos dedos empezaron a flotar en el cielo. Al fin, ahogaron la luna.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
En aquellas heladas horas hubo algunos momentos en que la vida rompió delante de mis ojos todos sus pudores y apareció desnuda, gritando intimidades tristes, que para mí eran sólo espantosas. Intimidades que la mañana se encargaba de borrar, como si nunca hubieran existido...
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
De las noches de invierno con sus húmedas melancolías: el crujido de una silla rompiendo el sueño y el escalofrío de los nervios al encontrar dos pequeños ojos negros -los del gato- clavados en los míos.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Entonces fue cuando tuve la sensación de que una raya, fina como un cabello, partía mi cabello, partía mi vida y como un vaso la quebraba.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
La risa de Román me alcanzaba, como la mano huesuda de un diablo que me cogiera la punta de la falda.
|
![]() |
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Pensaba que los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles.
|
![]() |
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Hasta entonces nadie a quien yo quisiera me había demostrado tanto afecto y me sentía roída por la necesidad de darle algo más que mi compañía, por la necesidad que sientes todos los seres poco agraciados de pagar materialmente lo que para ellos es extraordinario: el interés y la simpatía.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
"Pero ¿usted cree en esas paparruchas de Dios?", me dijo. "Claro que sí, ¿usted no?", le contesté. "No, ni permito que lo crea nadie." "Entonces yo soy más republicana que usted, porque a mí me tiene sin cuidado lo que los demás piensen, creo en la libertad de ideas".
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Aquí las cosas se encuentras bien, o por lo menos es lo que yo procuro...[...] Abajo no saben tratarlas. Parece que el aire está lleno siempre de gritos... y eso es culpa de las cosas, que están asfixiadas, doloridas, cargadas de tristeza. [...] Ni nuestras discusiones ni nuestros gritos tienen causa, ni conducen a un fin...
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Luces, ruidos, el oleaje entero de la vida rompía contra los balcones con cortinas de terciopelo. Dentro también desbordaba; había demasiada gente.
|
![]() |
De corazón y alma de Carmen Laforet
De Carmen Laforet a Elena Fortún, 13 de noviembre, 1951. Queridísima Elena: Hoy me acuerdo muchísimo de ti. Me acuerdo siempre mucho, pero hoy más, no sé por qué. Llueve en Madrid tanto que parece esto Galicia, siempre con cielos nublados. El Retiro está precioso con el suelo lleno de hojas amarillas, los troncos de los árboles negros y las copas rojizas. Todo está mojado, con mucho olor de otoño. Yo tengo una temporada extraordinaria pereza. Y también de estar contenta, de flotar como nubes a pesar del cielo gris. No me entiendo ni siquiera un poco; porque haciéndome falta el dinero de tal manera que estoy, como se dice, ahogada, no trabajo lo que debería para salir adelante. Casi no trabajo. Y es horrible, porque de repente me coge una angustia y un remordimiento que no sé qué hacer. Vivo de milagro. Espero quizá que me caiga el dinero de las nubes. No sé. Por lo demás, todo en mi vida es amable. Todo el mundo es bueno conmigo. Hasta mis criadas, que son dos mujeres que voy encontrando extraordinarias de encantadoras y buenas que son. Todo eso, ya te digo, me hace sentir remordimientos. Porque cuando la vida es áspera y que se siente uno sola (sic) y luchando con todas sus fuerzas- como yo he hecho a temporadas- , debajo de toda la tristeza hay una especie de limpieza espiritual que a uno le da seguridad en si misma (sic). Yo me acuerdo ahora de cuando esperaba a mi última chiquilla. Estaba tan mal de dinero como ahora..., no, llegué a estar mucho peor. Me quedé sin servicio. Me levantaba a las cinco de la mañana y me sentaba a la máquina para escribir, como una autómata, artículos que publicaba, y páginas de la novela de las que no me sirvió ni una. Porque yo, cuando espero un chico no tengo la menor facultad creadora para otras cosas. En aquella temporada escribía yo de cinco a ocho, y a esa hora preparaba el desayuno de todos y luego arreglaba la casa, iba al mercado, volvía cargada - había restricciones y recuerdo con angustia aquella escalera de cinco pisos que yo subía con la bolsa de la compra a la espalda, embarazada de siete meses-. En fin, trabajaba mucho, estaba preocupadísima, y para colmo, era muy desgraciada por cosas mías y aún tenía tiempo de llorar por las noches cuando al fin me quedaba sola, tendida en una cama... Sin embargo, yo daba de mí todo lo que podía ¿sabes? y esto era bueno. + Leer más |
![]() |
Nada de Carmen Laforet
¿No te sucede a ti, cuando te forjas una leyenda sobre un ser determinado y ves que queda bajo tus fantasías y que en realidad vale aún menos que tú, llegas a odiarle?
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
No había más que decir al llegar a este punto, puesto que era fácil para mí entender este idioma de sangre, dolor y creación que empieza con la misma sustancia física cuando se es mujer. Era fácil entenderlo sabiendo mi propio cuerpo preparado —como cargado de semillas— para esta labor de continuación de vida. Aunque todo en mí era entonces ácido e incompleto como la esperanza, yo lo entendía.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz. No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad...
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Sintiendo por primera vez, aun sin comprenderlo, que el interés y la estimación que inspire una persona son dos cosas que no siempre van unidas.
|
![]() |
Un noviazgo de Carmen Laforet
El tiempo había comenzado en aquel rostro una indefinible labor de destrucción, pero lo hacía de una manera muy especial, fría y correcta como la misma Alicia.
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
"Así suele suceder en las novelas, en las películas, pero no en la vida... Me estaba dando cuenta yo, por primera vez, de que todo sigue, se hace gris, se arruina viviendo"
|
![]() |
Nada de Carmen Laforet
Entonces fue cuando empecé a darme cuenta de que se aguantan mucho mejor las contrariedades grandes que las pequeñas nimiedades de cada dia.
|
Fue publicada en ...