Mort es un pueblo de esos “en los que nunca pasa nada”. Hasta que pasa. Carlos, un abogado de éxito, al que dan una noticia tan desazonadora como inesperada. Nicolás, un inspector novato con un nuevo destino en la cercana ciudad de Alicante. Todo empieza con un suicidio y nadie es capaz de imaginar lo que les espera a todos… … ni siquiera el lector. Nos encontramos ante un thriller entretenido, rápido de leer y lleno de sorpresas. Muchas. Tantas que me atrevo a afirmar que el lector no llega a jamás a imaginarse el desenlace y eso es quizás lo que menos me ha gustado. Quizás os parezca extraño que diga esto pero lo cierto es que una de las cosas que más aprecio de los escritores de misterio es que vayan dejándonos esas miguitas de pan escondidas en la trama que hacen que al llegar ese final inesperado todo haga click en tu cabeza y pienses, “¡pero como no lo he visto! ¡si lo he tenido delante de mis ojos todo este tiempo!” Y eso no pasa en esta novela. O al menos, a mí no me ha pasado. Por otra parte, tampoco he conectado con los personajes. A pesar de su pluma ágil y sencilla me ha faltado algo que propiciara esa conexión. Todo el tiempo los he sentido muy ajenos. A pesar de todo, como digo es un libro que muchos de mis compañeros de lectura conjunta han disfrutado mucho, y yo misma también, durante los momentos en que lo comentábamos y hacíamos miles de teorías posibles acerca de los malos, los buenos y el motivo subyacente para lo que ocurre en esta historia. Si de algo estoy segura es de que lo he disfrutado mucho más al leerlo con gente, si lo hubiera hecho sola sería simplemente una novela de verano más, de esas que te bebes en un par de tardes. + Leer más |