Cuando un escritor ya ha alcanzado ciertos niveles de fama, éxito y reconocimiento, se puede permitir el lujo de escribir lo que le dé la gana. A Arturo Pérez-Reverte se le ocurrió experimentar con un género que pertenece claramente a otra época. El resultado, bastante digno en mi opinión, es El problema final (2023).
Estamos ante todo un homenaje a un personaje literario inmortal, Sherlock Holmes, escrito a través de una historia al más puro Agatha Christie. Una verdadera delicia para los amantes del género.
Breve sinopsis: Corre el mes de junio de 1960, cuando un fuerte temporal deja incomunicada la pequeña isla griega de Utakos, cerca de Corfú. Allí se encuentran en un hotel un grupo de huéspedes y los cuatro miembros del personal. Todos ellos serán testigos y al mismo tiempo sospechosos de la misteriosa e inexplicable muerte de la enigmática turista inglesa Edith Mander.
Por casualidad, uno de los huéspedes es Hopalong Basil, un viejo actor que ha encarnado en numerosas ocasiones el papel de Sherlock Holmes en el cine. Con mayor o menor grado de aceptación, el grupo accederá a que sea él quien se encargue de investigar el caso, a la espera de que el temporal amaine y la policía pueda llegar a la isla.
Si Basil se transforma en Holmes, otro huésped del hotel, el español Paco Foxá, aceptará de buen grado el papel de Watson. El juego está servido. Siguiendo escrupulosamente el método de las novelas-problema de la época dorada de la literatura de misterio, todos los personajes atrapados en la isla van desfilando ante nosotros. Así se va tejiendo una trama cada vez más compleja, un laberinto que parece no tener salida.
El final es un verdadero estrambote que consigue abrir un hilo de luz en este callejón sin salida. Fallé en mi apuesta: durante toda la novela creí haber identificado al asesino, pero fracasé con estrépito. Eso demuestra que mi cerebro dista muchos de ser como el de Sherlock Holmes.
De forma paralela a la trama, el autor despliega toda su pasión por el cine clásico de Hollywood y la literatura, con innumerables guiños, referencias y reflexiones.
En resumen, El problema final es una lectura entretenida con una atmósfera muy lograda y escrita de forma exquisita. Tal vez pueda resultar un poco lenta y aburrida para los lectores acostumbrados a los frenéticos thrillers que se escriben ahora, pero para cualquiera que alguna vez haya disfrutado de Sherlock, Poirot o Lupin, leer esta novela será una experiencia maravillosa.
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