La ciudad prohibida de Anchee Min
La alegría era propia de la juventud y naturalmente uno la perdía .
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La ciudad prohibida de Anchee Min
La alegría era propia de la juventud y naturalmente uno la perdía .
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La buena lluvia sabe cuándo caer de Anchee Min
Una vez fuera del avión, fui en busca del servicio de señoras. Ver todos los letreros en inglés me confundía. Seguí a una mujer hasta una sala con un símbolo que mostraba a una señora con falda. Me alegré de que fuera el lugar que buscaba. No había nadie haciendo cola. Miré a mi alrededor para asegurarme de que estaba donde yo pensaba. Entré en uno de los retretes y cerré la puerta. Nunca había visto un váter tan limpio y espacioso. Saltaba a la vista un rollo de papel. Era de un blanco inmaculado y suave al tacto. Me pregunté cuánto costaría. No pensaba utilizarlo si había que pagar por ello. Me senté y tiré del papel unos centímetros. Miré alrededor y agucé el oído. No sonó ninguna alarma. No tenía claro si podía hacer uso del papel. Saqué un palmo más, y luego otro. Me lo acerqué a la nariz y percibí un leve aroma embriagador. Tal vez fuera gratis, concluí. Me pasé el papel por detrás con cuidado. No me rascó las nalgas. Qué sensación tan increíble. Me había criado con un papel higiénico que parecía de lija. De hecho, era el que había metido en la maleta, papel hecho de paja.
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Anchee Min
Me fijé en que Takisha era una tullida. Caminaba renqueando de un lado al otro. Me sorprendió que no se comportara como una minusválida. En China los tullidos se mostraban tímidos y asustados porque se veían sometidos a la falta de respeto y el acoso más cruel. Takisha en cambio reía con ganas y sin reservas. No esperaba que Takisha me tratara como a una amiga de toda la vida, lo que hizo que me sintiera de maravilla y muy agradecida.
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¿Cuántas novelas hay en la serie Harry Potter?