Anchee Min
Me fijé en que Takisha era una tullida. Caminaba renqueando de un lado al otro. Me sorprendió que no se comportara como una minusválida. En China los tullidos se mostraban tímidos y asustados porque se veían sometidos a la falta de respeto y el acoso más cruel. Takisha en cambio reía con ganas y sin reservas. No esperaba que Takisha me tratara como a una amiga de toda la vida, lo que hizo que me sintiera de maravilla y muy agradecida.
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