La mansión Starling de Alix E. Harrow
La Mansión Starling había dejado de ser solo una casa. Lo que al principio únicamente era piedra y argamasa se había convertido en algo diferente, con travesaños que hacían las veces de costillas y piedra en lugar de piel. No tenía corazón, pero sentía; no tenía cerebro, pero soñaba.
|