La loca de la puerta de al lado de
Alda Merini
Son tantas las definiciones de la poesía. Digamos que la literatura también puede ser una forma de sentir que se está loco. Pero la locura natural no debe confundirse con la locura del arte, ni con la locura de la santidad. La bella, gozosa locura de san Francisco, que renuncia a todo y se marcha, es como la locura del vagabundo, de ese vagabundo filósofo que se niega a pagar el alquiler y que duerme en la calle, precisamente porque no reconoce una paternidad humana, una paternidad social, sino únicamente una gran paternidad divina, cósmica. Y confiarse a la providencia es una forma de hacer poesía.