Ercole Furioso de Séneca
Me apostaré allí y para que los dardos salgan disparados por un arco certero, yo los lanzaré con mi mano; yo gobernaré sus armas cuando ya esté loco; por fin voy a ayudar a Hércules en una lucha…
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Ercole Furioso de Séneca
Me apostaré allí y para que los dardos salgan disparados por un arco certero, yo los lanzaré con mi mano; yo gobernaré sus armas cuando ya esté loco; por fin voy a ayudar a Hércules en una lucha…
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Ercole Furioso de Séneca
Él se sobrepone a las desgracias y se engrandece con ellas y mi cólera le produce gozo. Mis odios los convierte en motivos de alabanza propia: al imponerle empresas demasiado crueles he demostrado quién es su padre y le he dado una oportunidad para su gloria.
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Ercole Furioso de Séneca
Yo, la hermana del Tronador (éste es, en efecto, el único título que se me ha dejado), a un Júpiter que siempre anda con otras y a los santuarios del altísimo cielo, siempre vacíos, los he abandonado.
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Ercole Furioso de Séneca
Juno, ¿por qué no enloqueces todavía? A mí, a mí, hermanas, privadme de razón, trastornadme a mí la primera, si es que yo me dispongo a hacer algo digno de una madrastra…
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Ercole Furioso de Séneca
Pero todo eso lo ha vencido él. ¿Buscas a alguien equiparable al Alcida? Nadie hay más que él mismo: haga, pues, consigo mismo la guerra.
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Hercules Oetaeus de Séneca
Cuanto por parte tuya había en mí de mortal, el fuego, al que yo vencí, se lo ha llevado: la parte de mi padre ha sido entregada al cielo; la tuya, a las llamas
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De la cólera de Séneca
Entre tanto, mientras lo respiramos, mientras nos contamos entre mis hombres, cultivemos los sentimientos humanos; no seamos para nadie causa de temor ni de peligro; menospreciemos daños, ultrajes, improperios, pullas, y soportemos con magnanimidad los inconvenientes fugaces: mientras miramos a nuestras espaldas, como quien dice, y nos giramos, ya estará ante nosotros la muerte
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De la cólera de Séneca
(La ira) no tiene en su misma nada útil ni estimula el espíritu para las hazañas bélicas; pues nunca debe ser asistido por el vicio el valor, satisfecho consigo mismo
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