Baniano de Elsa Cross
Monzón Trajeron las lluvias otra vida. Abría el verano el cielo y de su gracia abundante perecíamos. El trueno; gran proclamación desde Mandagni a la pequeña cordillera, de la orilla del río al templo en lo alto, oh Vajréshwari, oh Señora del Rayo. Y la Mandagni allá, montaña silenciosa, sus caminos ocultos presidiéndonos. En torno la tierra cambia. A su piel oscura trae la lluvia sus dones: mantos de musgo como terciopelo, trébol muy fresco, aromas. Y el patio de los establos a un pequeño descuido deja brotar vegetaciones en las grietas del suelo, en los resquicios húmedos del muro. Hierbas diminutas asoman sobre el tronco del baniano, en la escalera de piedra hacia Tapovan, entre las voces que se vuelven suaves como los ojos de las vacas viendo llover La tierra toda, desnuda, oscura como tu piel se viste de un manto verde. En los campos de arroz tras el arado los muchachos se resguardan de la lluvia bajo costales amarillos. Al paso de los días el valle se pierde: el agua cubre los mantos verdes. Desde el templo en lo alto un campo de espejos. La lluvia nos inunda. Así captura el cielo en su reflejo. + Leer más |