Baniano de Elsa Cross
Darshan Cómo te prodigabas bajo ese azul ardiente, bajo ese viento azotando el follaje. Oro llovía, diminutas campanas amarillas se desprendían en racimos de ese árbol a cuyo pie una efigie blanca se erigía. El viento hacía volar tus vestiduras y descubría tus hombros, tu pecho como bronce, marcaba en tu vientre el universo entero. Donde estuvieras, allí, cómo brillaba todo. Bajo tu pórtico en las tardes sin tiempo fluían de tu silencio palabras que sólo al pecho hablaban |