Yo vivo

Me cabrea que el dinero me desestabilice, es tan mediocre... Pero realmente este ha sido mi estilo de vida desde que tengo memoria: la precariedad raras veces cambia de forma de manera estable, es una raza social impuesta e inamovible.

La parte de mi trabajo que más detesto tiene que ver con sentir que he fracasado. Con todas las vidas que he podido vivir y la consciencia plena de que me he quedado con una que es cómoda pero no confortable. Que no me hace feliz.

No nos sentíamos tristes, sino simplemente contrariadas. La muerte a veces te daña, otras te despierta. Y otras simplemente te desencaja y te coloca en un lugar que no te corresponde: la vida se vuelve un perro rabioso lleno de traumas al que es imposible controlar; necesitas meses, quizá años, para dominarlo primero y encariñarte después. Para reconciliarte con él y ser capaz de caminar a su lado por el parque.