Yo vivo

«Casi nada de lo que se cuenta en esta historia ha pasado. Sin embargo, todo, todo, todo es verdad.»

Imagínate que quedas con una amiga a la que hace mucho tiempo que no ves. Se sientan en una terraza, piden unas cervezas y empiezan a hablar. Primero te pone al día de los últimos acontecimientos de su vida (trabajo, pareja, familia...), pero de repente se desmorona y termina sincerándose y desnudándose ante ti. No hace falta que le digas nada, simplemente tienes que escucharla porque es lo que ella necesita en ese momento. Eso mismo me ha parecido «¡Yo vivo!» de Lúa Mosquetera.

La protagonista de esta novela es librera, apenas llega a fin de mes y tiene 38 años, los mismos que su madre cuando le diagnosticaron leucemia. Desde ese entonces, ha estado arrastrando con la sombra de su madre y como si eso no fuera poco, en la actualidad tiene que lidiar con varios problemas que nos tocan de cerca a todos los millenials: los problemas de autoimagen, la precariedad, la ansiedad, la presión por ser madre... En fin, una especie de cóctel molotov que cuando explota se convierte en una crisis existencial.

La historia alterna el presente de la protagonista con los recuerdos de su niñez y adolescencia. Conocemos la situación en la que vivía, cómo se llevaba con su madre, su hermana y su abuela, y la evolución de la enfermedad de su madre.

¿Qué madre no se ha callado cosas para proteger a sus hijos? A pesar de vivir en una situación muy precaria, la madre de la protagonista siempre intentó que sus hijas tuviera un buena infancia y cuando su enfermedad empeoró también procuró que no se dieran cuenta. Por eso mismo la protagonista arrastra durante años con la sombra de su madre; porque para ella su muerte fue inesperada. Cuando ves que alguien se está muriendo tu mente hace «click» y empiezas a hacerte a la idea de que esa persona se irá pronto. Creas una coraza para que el golpe duela menos. En este caso fue todo lo contrario.

Para lo cortito que es el libro (apenas supera las 110 páginas), me ha parecido muy intenso y me ha tocado la fibra sensible. Esta historia es ficticia, pero podría ser real. Podría ser la historia de Lúa, de una amiga, de mi vecina e incluso la mía. Esa es una de las cosas positivas que le saco, que cualquiera podría sentirse identificada.

Si se animan a leer este libro, prepárense una tila. Cuenta una historia que está escrita desde las entrañas y a mí me ha destrozado y conquistado a partes iguales.