Bailar hasta morir

La respuesta musical a la sociedad oscura y cruel que surgía con la nueva década no se hizo esperar. La cultura blanca occidental creó el punk, un grito de rabia contra el sistema y la normalidad impuesta. La estética feísta y la actitud salvaje eran una declaración en sí mismas: somos el producto de las ruinas que habéis creado, pero estos escombros son también armas.

Los británicos siempre han tenido una larga tradición basada en ponerse ciegos en medio del campo: desde las ceremonias de druidas a los carnavales medievales. Que las raves supusieran una prolongación de esta historia no resulta, por tanto, del todo descabellado.

Gente a la que admiras por cómo bailan, por cómo se mueven en la pista. Porque ojalá poder bailar tan bien como ellos, aunque tampoco podría importar menos, porque el baile te hace sentir bien, te hace feliz, aunque bailes mal. Y porque incluso eso no importa.