Una persona que piense por sí sola siempre será libre, por muchas cadenas que le pongan. Y quien no lo haga estará prisionero de las cadenas de los otros
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Una persona que piense por sí sola siempre será libre, por muchas cadenas que le pongan. Y quien no lo haga estará prisionero de las cadenas de los otros
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Confiar es permitir a una persona, solo a ella, que te cause daño.
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Dicen que un beso es la manera de que dos personas estén ten juntas que sea imposible que vean nada malo el uno del otro.
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Rezar es como una mecedora, te mueve pero no te lleva a ningún sitio.
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Y las palabras son un arma poderosa. La lectura crea experiencias internas que contribuyen a superar las situaciones más adversas.
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Eso mismo va a suceder con los libros impresos, romperán las cadenas que mantienen a los hombres prisioneros de la ignorancia. El día que un humilde campesino o hijo de un artesano pueda tener un libro en sus manos, ese día el mundo cambiará.
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Tranquila, no hay nada malo en preguntar lo que no se sabe. No es ignorancia, ignorante es el que cree que sabe algo y desconoce que no es así.
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Las palabras precisan de refugio para hacerse fuertes. Por eso los libros son como castillos; las protegen y las defienden. Y como barcos, pues las hacen navegar lejos para que las conozcan otros. También impiden que envejezcan, y las hacen pasar de una época a otra. Los imperios caen, las lenguas dejan de hablarse; pero lo que está escrito en los libros perdura para la eternidad.
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Sabes que para llegar a ese futuro tan prometedor se precisa de la luz del pasado; sin ella, es como caminar entre tinieblas.
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Jugar una partida le resulta maravilloso, dos rivales con las mismas armas y posibilidades de salir victoriosos. El tablero puede parecer un espacio reducido, incluso claustrofóbico, sin embargo las opciones son infinitas.
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¿Cuál fue la primera obra escrita en verso en lengua castellana?