El tablero de la reina de Luis Zueco
Las palabras precisan de refugio para hacerse fuertes. Por eso los libros son como castillos; las protegen y las defienden. Y como barcos, pues las hacen navegar lejos para que las conozcan otros. También impiden que envejezcan, y las hacen pasar de una época a otra. Los imperios caen, las lenguas dejan de hablarse; pero lo que está escrito en los libros perdura para la eternidad.
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