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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
16 September 2023
Todo tiene su origen, y no pocos colocan el principio del genero distopico en esta obra. Publicada en 1924 “Nosotros”, apareció por primera vez en inglés, ya que el autor de la novela, Evgueni Zamiátin, era una figura literaria controvertida en el Rusia posterior a la revolución por su defensa de la libertad de expresión y composición de los escritores bajo el régimen bolchevique. Aunque defendió siempre los principios que llevaron al cambio político en Rusia, incluso en su juventud estuvo prisionero. Sin embargo, para el régimen de Stalin sus escritos atentaban contra los primos nuevos principios que imperaban en el país. Tras su aparición, Nosotros causó polémica y una violenta campaña contra su autor, llegándose a prohibir sus libros y obras de teatro y censurándose sus escritos. Esto ya venía de antes, y por eso, en 1931, tras escribir una carta a Stalin pidiendo permiso (La cual podemos encontrar, integrar en el prólogo de la edición de AKal, que he manejado para esta lectura)este ingeniero naval, abandonó su patria para siempre.

No obstante, aunque para el gran público, esta novela no sea muy conocida, su influencia en trabajos posteriores, es incuestionable, convirtiéndose en un libro esencial para la historia de la literatura. Quizás su mala suerte fuera la situación social y política en medio de la cual se gestó la obra y que dificulto su difusión por el resto de Europa. Y también el que haya influido en dos de las piedras angulares del género distópicos, dos novelas que han opacado esta propuesta tan interesante y avanzada en su época: y es que George Orwell reconoció siempre sin ningún tipo de pudor que se había inspirado en Zamiátin para componer esa maravilla literaria que es “1984”, algo que se ve claramente con la lectura de ambos libros. Y dijo que lo mismo le había pasado a Aldous Huxley con su famosa obra “Un Mundo Feliz” , algo que este desmintió en su momento. Así pues, con permiso de otros autores a los que muchos han disputado la paternidad de la literatura distópica, como Mary Shelley y Jack London, parece que le debemos a Evgueni Zamiátin la creación de este genero literario tal y como lo conocemos y ha inspirado a tantas generaciones de escritores y sobrecogido a tantos lectores por las, muchas veces, acidas predicciones que sus novelas vierten sobre el futuro.

En “Nosotros” conocemos una sociedad futurista gobernada por el Estado Único, Un mundo de ciudades de acero y cristal, en el que la privacidad ha sido prácticamente abolida y la individualidad se ha transformado en una identidad estatal en la que no existe el “yo” sino el “nosotros”. Las personas son asignadas por números, y viven siguiendo a rajatabla un horario y siendo controlados milimétricamente por un estado que busca aniquilar los sentimientos y la imaginación para que entre sus miembros solo triunfe la fría razón. D-503 cree firmemente en estos principios. Es el constructor de una gran nave espacial que va a viajar para implantar este sistema en otros planetas. Con el fin de enseñar las bondades del Estado Único a la gente de esos planetas, empieza a escribir un diario. Un diario en el cual comenzará a verter sus dudas y su incipiente rebelión contra todo lo que siempre ha defendido, cuando el enamoramiento hacia una mujer le haga replantearse las cosas.

Probablemente, este fue el primer libro que me decidí a meter en el #retopiaspirits cuando decidí iniciarlo en enero. Como el resto de lecturas para el reto, “Nosotros, era un eterno pendiente. Lo descubrí cuando me hablaron del en la carrera, y rápidamente lo compre. Pero desde entonces estaba cogiendo polvo en mis estanterías. Así que vi en esta propuesta la motivación para leerlo de una vez. Y digo lo de “de una vez” porque ya había intentado leer esta novela dos veces, pero siempre la dejaba en las primeras horas hojas. Tiene un estilo raro, cortante y curioso, con el que es muy difícil conectar. Avanzar con esta historia es en si mismo un acto de fe y perseverancia. El estilo que Evgueni Zamiátin vierte en esta novela puede definirse como matemático y brutalista, bebe directamente de kas vanguardias del siglo XX y eso lo hace un tanto inaccesible. El mundo en el que transcurre su novela es uno de hierro y cristal; aséptico, tecnológico y frio; cerrado por una espesa muralla que se paga el Estado Único de un exterior salvaje y primigenio con vegetación y animales. Y así podría definirse la forma de escribir de este autor ruso. Como ya mencionado más arriba, él era de profesión ingeniero naval, y eso se nota en su forma de narrar, que casa muy bien con lo que busca el gobierno opresor de esta novela y sus principios. Ciertamente esto no propicia que puedas encariñarte o conectar anímicamente con la historia y los personajes, algo que seguramente el escritor no buscaba. Es una prosa osada y con sello propio. Por eso, porque creo que esas libertades creativas son las que mueven ma literatura, creo que no hubiera sido problema si hubiera podido disfrutar más el libro. Pero el gran problema que tenido con el este me ha resultado horriblemente arrítmico e incomprensible a ratos. Y de ahí que muchos tramos me haya sentido tan perdida que no me haya interesado realmente lo que tenía delante y me haya aburrido un poco

Siempre digo que no me gusta que los escritores me den las normas y complejidades de su mundo masticadas, que las vayan mostrando poco a poco a medida que va avanzando la historia. Cuando eso se hace bien, me parece que es un plus para la lectura. Sin embargo, peca de hacer que todo resulte incomprensible para el lector a ratos. En las primeras hojas del diario D-503 Advierte de que muchas de las cosas de las que va hablar, para él serán muy normales, pero es muy posible que para los lectores de otros planetas no. Así el constructor, y con él Zamiátin, se justifican desde el inicio, abduciendo que a D-503 le resulta muy raro escribir de cosas que para él son lógicas y sencillas, que esa sencillez es lo que hace que le resulten tan complejas de explicar. Y es por eso que la novela resulta a veces tan frustrante. Hay muchas cuestiones que apenas se tocan, es el lector, el que debe sacar por sí mismo las conclusiones, darse cuenta de que el Estado controla a rajatabla la natalidad, que uno tiene que sacar cupones para acostarse, con quien quiera, o como es el sistema de “votaciones“ de ese estado. Lo que hace que la lectura sea llevadera es que está articulada en capítulos cortos y que la pluma de Zamiátin es directa y cortante. Eso hace que dentro de su complejidad sea una narración relativamente ágil en forma, con la cual uno pueda desenvolverse y que a mí, personalmente, me haya resultado relativamente llevadera por poder compaginarlo fácilmente con otras lecturas.

El gran problema es que Evgueni Zamiátin no deja espacio para que el lector pueda sacar dichas conclusiones. El escritor ruso lo hace todo tan intrincado que uno se siente muchas veces irremediablemente perdido. Irónicamente su obra va muy rápido mientras que la trama es bastante lenta. Leyendo uno se siente como en uno de esos sueños en que corre y corre pero no avanza. Parece que no sucede nada, pero todos los hechos se precipitan cuando menos se los espera uno. Y eso da a este ritmo sensación de ser arrítmico. Además, aunque la evolución mental de D-503 está muy bien desarrollada y mientras uno lee sus palabras la percibe nítidamente, la forma en que está se da me pareció tan precipitada y casual que me resulto ridícula. Ridícula y tópica. Conoce a una mujer, y de pronto se enamora perdidamente de ella y empieza a cuestionarse todo lo que siempre has conocido porque sí. Para mí eso no tuvo mucho sentido, sinceramente.

Y es una pena, porque hay que reconocer que la relación entre D-503 e I-330 tiene una carga simbólica brutal y es una motivación importante para lo que vemos del constructor durante toda la obra. El despertar amoroso y sexual del protagonista es un atentado contra los principios del Estado único, que permite la libertad sexual controlada como medio para evitar la creación de lazos afectivos o amorosos, el despertar de las más íntimas pasiones. Y además es el punto de inicio que lleva a D-503 a la revolución, que le hace cuestionárselo todo. El amor se convierte en el faro que ilumina la oscuridad en el que el personaje siempre ha vivido, sin que él lo supiera, el que le demuestra que todo lo que le rodea es jodido, pero en realidad no tiene nada de sólido. Y es que si algo tiene “Nosotros” en prácticamente todas sus páginas es una fuerte carga simbólica. Es una historia de revolución y crítica hacia los caminos que estaba siguiendo el bolcheviquismo en esa época que se adelanta de una forma dolorosamente certera a muchas de las situaciones en las que nos encontramos la sociedad actual. Habla sobre el implacable control que los gobiernos totalitarios buscaban implantar en sus habitantes; del ansia de poder por el puro deseo de tenerlo; de la lucha entre la naturaleza y la tecnología que se convierte en una critica de rabiosa actualidad contra la globalización y la industrialización, y los efectos que trae sobre la tierra.

Es una novela en la que su fuerza motriz nace de las luchas entre polos opuestos y condenados a la enemistad; campo y ciudad; entre naturaleza y tecnología; entre razón y sentimientos; entre religión y antropocentrismo; entre libertad de pensamiento y la tranquilidad que puede dar el dejar que otros decidan por ti. Las críticas de Evgueni Zamiátin hacia el sinsentido que era el gobierno en muchos países occidentales, y no solo en su Rusia natal, son simplemente brutales y demoledoras, y alucina que en pleno siglo XX se adelantará a muchas de las cosas con las que ahora tenemos que lidiar.

En definitiva, “Nosotros”, es un alegato sobre como los gobiernos totalitarios tratan de controlar a las masas. Sería simplificar mucho las cosas decir que la obra habla ahora solo sobre el bolchevismo. Zamiátin va más allá, y denuncia, lo que cada vez era más visible en gobiernos de toda condición ideología. Su novela es un cuadro fantasmal, cuyos colores nos habla de hasta donde puede llegar la opresión y de como las sociedades están condicionadas sin ser conscientes de ella y aceptando alegremente lo impuesto. Sin embargo, donde hay opresión siempre habrá personas revolucionarias que veas más allá de las normas y de las ideas preconcebidas. Para bien o para mal el hombre está destinado a oponerse al hombre, y eso inevitablemente llevara a la lucha y rebelión. Su escena final es de esas que dejan impronta en la memoria de uno. Es breve pero tiene una intensidad despiadada que deja a uno con un agujero en el estómago. Es un final que podría sentirse profundamente pesimista como si la obra no dejase suficientes agujeros e hilos sueltos, quedar un atisbo de esperanza al lector, de que la lucha no terminara y de que la individualidad y la libertad de pensamiento, de una forma u otra, siempre logrará hacerse hueco por más obstáculos que encuentre.
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