Alas de hierro

- No has esquivado la pregunta.
Debo admitir que estoy algo sorprendida.
-Te prometí respuestas-Se inclina hacia delante - Pero no puedo prometerte que vaya a decirte a lo que quieres oir.
-Siempre voy a preferir la verdad. ¿Respuestas? ¿En plural?
-Eso dices ahora
Una sonrisa amarga le curva los labios
-Ahora y siempre.
El sonido a nuestras espaldas de botas de estudiantes que se presentan a formar me recuerda que no estamos del todo solos, pero necesito que Xaden me escuche.
-Si las útimas semanas te han enseñado algo es que no rehúyo la verdad, por muy dura que sea o lo que me cueste.
- A mi me ha costado tu Confianza. -El cuerpo entero se me tensa y él cierra los ojos- Mierda. No debería haber dicho eso- Vuelve a abrilos, negando con la cabeza, y la tristeza infinita que veo en ellos hace que se me caiga el alma pies.
-Sé que el problema fue no contártelo. Lo pillo. Pero cuando las vidas de todas las personas que te rodean dependen de lo bien que mientas, no es fácil caer en la cuenta de que lo que te salvará será la verdad-suspira y hunde los hombros--. Te prometo que si pudiera volver atrás, lo haría de otra manera, pero es imposible, así que aquí estamos.
-Aquí estamos. - Aunque ni siquiera tengo claro dónde es ese «aqui». Cambio el peso del cuerpo de un pie a otro-.Pero mientras mantengas tu palabra de que me lo contarás todo...
El estremece, y se me encoge el corazón.
-Me lo contarás todo en cuanto sea capaz de protegerme en condiciones, ¿Verdad?-Me contengo para no agarrarlo y empezar a sacudirlo. Por muy poco- Me lo prometiste en tu habitación.- , No será capaz de estar haciéndome esto-. «Te contaré todo lo que quieras saber y todo lo que no»; esas fueron tus palabras.
- Todo sobre mi

Deja de buscarle la lógica a una cuestión emocional.

No nos comemos a nuestros aliados

" Mi casa. Mi trono. Mi mujer"

Puede que él sea un arma, pero yo soy un desastre natural.


(Pág. 543)

Añoro lo que creía que sería mi vida. Sencilla. Tranquila. Noble. Pero no añoro a la mujer que era, la que no era consciente de su fuerza. La que creía todo lo que leía con una confianza ciega, como si el mero acto de escribir algo sobre un papel lo conviertiera automáticamente en verdad.


(Pág. 97)

—Como una polilla a una maldita llama. —El lamento se desliza de mi mente, en nuestro camino mental. Él es la gravedad, tirando de mí hacia él por la fuerza de su existencia.
—Estoy más que dispuesto a dejar que me quemes.
Espera, eso no es lo que quise decir...

Nada mata más rápido el amor incondicional que las ideologías opuestas.


(Pág. 727)

La química que hay entre nosotros es lo único más fuerte que la ira.


(Pág. 563)

Somos las armas, y este lugar es la piedra que usan para afilarnos.


(Pág. 281)