Alas de hierro de Rebecca Yarros
Añoro lo que creía que sería mi vida. Sencilla. Tranquila. Noble. Pero no añoro a la mujer que era, la que no era consciente de su fuerza. La que creía todo lo que leía con una confianza ciega, como si el mero acto de escribir algo sobre un papel lo conviertiera automáticamente en verdad. (Pág. 97) |