–¿Te apetece un vaso de vino? –preguntó Bordelli mientras abría la lata de tomates pelados. El sardo asintió con la cabeza. Bordelli llenó dos vasos y llevó uno a Piras. Era un vino de color rojo sangre que compraba en garrafas a un campesino de los alrededores. Lo embotellaba él mismo y, al final, añadía un poco de aceite para protegerlo del aire. |