Siempre sentado en mal sitio

“Siempre sentado en mal sitio” es un cuento infantil que trata de un niño de siete años muy inquieto con innumerables cicatrices y heridas debidas a sus constantes caídas. El pequeño no encuentra sentido a su largo nombre y, a veces, intenta pensar el porqué de ese apodo, pero enseguida se distrae con una nueva aventura y se desvanece esa curiosidad. Hasta que un día estaba sentado tan mal que se cayó al agua y como no sabía nadar, empezó a gritar, hasta que, gracias a un hombre que lo escuchó, pudo salvarse y comprender así que el significado de su mote se debía a que nunca se había fijado en que no se sentaba bien y eso le ocasionaba que se cayera y se hiciera tantas marcas y cicatrices, por lo que se tendría que esforzar en aprender a sentarse correctamente.
El libro es perfecto para el público infantil ya que cuenta con unas ilustraciones muy coloridas y divertidas que van acompañando al texto escrito dándole a este mayor significado. En los dibujos aparecen animales que podemos trabajar con ellos, les podemos explicar cómo se llaman, su hábitat, qué comen…
Es muy cortito y sencillo, así que apenas tendrán dificultades para leerlo los pequeños que se inicien en la lectura, aunque también podemos contárselo nosotros y aprovechar el tema tratado para explicarles la importancia de ser prudentes a la hora de explorar la naturaleza.
En lo que si discrepo un poco es si el tipo de caligrafía elegida es el adecuado o no para comenzar a leer ellos solos puesto que, por mi experiencia, creo que hubiese sido más fácil la caligrafía ligada ya que normalmente es la que aparece en todas las cartillas de iniciación a la lectoescritura y es a la que ellos están más acostumbrados.
Recientes estudios han demostrado que es mejor enseñarles a leer con distintas caligrafías porque en su entorno más cercano no se suele utilizar ese tipo de letra, así que vosotros decidís si es adecuado para vuestros hijos o no.

Hay nombres que no nos dicen nada en particular. Otros, sin embargo, dotan al que lo porta de todo un mundo de significados. Nombres como Siempre sentado en mal sitio. ¿Qué es lo que significa en realidad? Lo descubriréis si os decidís por el libro del mismo nombre de la escritora Teresa Benéitez y el ilustrador Enrique Heras. ¿Que queréis que os avance algo? Entonces tendréis que seguir leyendo esta reseña.
Siempre sentado en mal sitio es un niño comanche lleno de heridas y cicatrices que no entiende por qué le han llamado así. Siempre metido en líos, tras uno de ellos por fin descubre el porqué de su nombre y decide cambiar su forma de actuar en la vida.
La historia de la humanidad está llena de personajes secundarios o incluso figurantes de los que apenas sabemos nada pero que, por su atractivo, no nos cuesta imaginarles toda una vida. Algo así debió de pensar Teresa Benéitez, la autora de este cuento infantil, cuando eligió a su personaje principal: un hombre que de adulto siempre se estaba metiendo en líos y fue encarcelado en 1875. Aunque algo se sabe de su vida como adulto, nada ha trascendido de su infancia, la cual podemos imaginar inocente y feliz, como la de cualquier niño. Una como la que nos muestra este cuento infantil.
Siempre sentado en mal sitio, este cuento ilustrado genialmente por Enrique Heras nos viene a enseñar tres cosas: la primera, que a veces las cosas tienen su porqué;la segunda, que vamos por la vida con el piloto automático encendido, sin darnos prácticamente cuenta de lo que hacemos, lo que puede tener graves consecuencias; y la tercera, que nunca es tarde para cambiar un mal hábito.
Siempre sentado en mal sitio, en definitiva, es un breve cuento infantil cargado de significado que no solo entretendrá a los más pequeños, sino que también, gracias a la ayuda de los adultos, les permitirá reflexionar sobre quiénes somos cada uno de nosotros y por qué hacemos lo que hacemos. ¡Un cuento ideal para dejar de ser tan despistados!


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Nos encontramos con un niño comanche de 7 años lleno de heridas y cicatrices que no entiende el por qué de su nombre. Siempre sentado en mal sitio no encuentra sentido a su largo nombre y, a veces, intenta buscar la respuesta pero, enseguida se distrae con una nueva aventura y se olvida de su duda.