«Es usted católico, supongo», dijo mi compañero. «Todos los europeos son católicos, de alguna forma», dije yo. «O en definitiva cristianos, es prácticamente lo mismo». Pág. 41. |
«Es usted católico, supongo», dijo mi compañero. «Todos los europeos son católicos, de alguna forma», dije yo. «O en definitiva cristianos, es prácticamente lo mismo». Pág. 41. |
«En Bombay no hay muchos jainistas», dijo luego con el tono de quien explica el hecho a un turista, «en el sur sí, aún hay muchos. Es una religión muy hermosa y muy estúpida». Lo dijo sin ningún desprecio, siempre con ese mismo tono neutro de disposición. «¿Usted qué es?», pregunté, «le ruego que disculpe mi indiscreción». «Soy jainista», dijo. Pág.40 |
No recuerdo quién dijo que en la pura actividad del mirar hay siempre algo de sadismo. Intenté inútilmente recordar quién fue, pensé que había algo de verdad en aquella frase: y así miré incluso con mayor voluptuosidad, con la perfecta sensación de ser sólo dos ojos que miraban mientras yo estaba en otro lugar, sin saber dónde. Pág. 37 |
[…] también yo sentí el peso de la memoria, y al mismo tiempo su inadecuación. ¿Qué es lo que se recuerda de un rostro, en el fondo? No, no tenía una fotografía, tenía tan solo mi recuerdo: y mi recuerdo era solo mío, no podía ser descrito, era la expresión que yo tenía del rostro de Xavier. Pág. 25 |
El «Barrio de las jaulas» era mucho peor de lo que me había imaginado. Lo conocía a través de algunas fotos de un fotógrafo famoso y creía estar preparado para la miseria humana, pero las fotografías reducen lo visible a un rectángulo. Lo visible sin marco siempre es algo distinto. Y además lo visible en este caso tenía un olor demasiado fuerte. Mejor dicho, muchos olores. Pág. 15 |
El retrato de Dorian Gray