Hay situaciones que golpean los cimientos de lo que eres -o lo que crees ser- y te dejan con una sensación de derrota, de impotencia, que es imposible ignorar.
|
Hay situaciones que golpean los cimientos de lo que eres -o lo que crees ser- y te dejan con una sensación de derrota, de impotencia, que es imposible ignorar.
|
Puede que fuera porque me estaba haciendo mayor. Y hacerse mayor es una mierda.
|
Pero lo que queremos y necesitamos no siempre coincide.
|
Sabía que mi casa estaba en Madrid, pero a veces no podía evitar preguntarme dónde estaba mi verdadero hogar.
|
¿Qué era lo que nos asustaba tanto de los cementerios, lo que nos aterrorizaba cuando de niños jugábamos a ver quién de nosotros conseguía acercarse más a la puerta de entrada? ¿Eran los difuntos o era, quizá, la posibilidad de unirnos a ellos bajo tierra?
|
Todo aquello que podíamos imaginar tenía cabida en el mundo real.
|
A mucha gente le da miedo los muertos, yo no lo entiendo. Tú y yo estamos aquí. Y somos buenos, ¿por qué íbamos a hacernos malos cuando muramos?
|
Allí, junto a él, la casa ya no parecía tan grande. Ni el mundo tan peligroso. Me sentía tranquila, aunque fuera un estado transitorio, un oasis de paz en medio de la locura.
|
Ni siquiera sabía cuál era su género favorito: ¿era más de Centauros del desierto o de Call me by your name? Me entró un pequeño ataque de pánico: ¿y si no le gustaban las películas clásicas? ¿Y si no le hacía gracia Arsénico por compasión?
|
Me había quedado claro que no iba a hacerme caso, pero estaba decidida a seguir indagando por mi cuenta
|
Gregorio Samsa es un ...