A veces conoces a la persona correcta en el momento equivocado.
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A veces conoces a la persona correcta en el momento equivocado.
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A pesar de la tormenta de nieve de cuento de hadas que está cayendo, esto no es Narnia. Esto es Londres, la vida real, donde los corazones terminan pisoteados, magullados y rotos, pero por alguna razón continúan latiendo.
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Era mucho más fácil cuando no sabía quién era el chico del autobús; me permitía el lujo de imaginármelo, de fantasear con toparme de nuevo con él en un bar lleno de gente o con vislumbrarlo tomándose un café en una cafetería, con que su mirada se cruzara con la mía y ambos recordáramos y nos alegráramos de que los astros por fin hubieran vuelto a alinearse.
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Lo que pasa es que a veces conoces a la persona correcta en el momento equivocado. Y luego te pasas los días deseando ser capaz de reajustar el tiempo.
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- Este lugar es precioso, Sar, pero es tu lugar en el mundo, no el mío. - ¿Y dónde está el tuyo? - pregunta -. Porque voy a decirte lo que pienso: El lugar no está en un sitio, está en una persona. |
En cualquier caso, llámame tonta, pero sabía que ninguno de esos hombres es el adecuado para mí. Soy una chica del romanticismo; siempre que me preguntan con qué famoso me gustaría ir a cenar contesto que con Nora Ephron y me muero de ganas de saber de una puñetera vez si los bueno chicos besan así de verdad. Ya te haces una idea. Albergo la esperanza de que entre todas estas ranas algún día parezca un príncipe. O algo parecido.
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Nunca me he sentido tan deseada ni cuidada en mi vida. Oscar no oculta ni por asomo lo mucho que le gusto. Tiene una forma tan intensa de mirarme que hace que sienta la necesidad de volverme para comprobar si Jennifer Lawrence está a mi espalda.
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Pero también le dije que, en muy pocas ocasiones, la gente vuelve a tu vida. Y que si eso sucede, deberías mantener a esa persona a tu lado para siempre.
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A veces, en muy pocas ocasiones, la gente vuelve a tu vida. Y si eso sucede, deberías mantener a esa persona a tu lado para siempre.
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La miro formar capas de pollo y queso azul con lechuga, mayonesa y arándanos, una ciencia exacta que yo aún no he logrado dominar. Sé que suena asqueroso, pero, créeme, no lo es. Puede que no sea una comida muy típica de estudiantes, pero desde que dimos con el combo ganador durante nuestra época universitaria nos aseguramos de tener siempre los ingredientes en el frigorífico. Es más o menos nuestra dieta básica. Eso, junto con el helado y vino barato.
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El retrato de Dorian Gray