Un día de diciembre de Josie Silver
Era mucho más fácil cuando no sabía quién era el chico del autobús; me permitía el lujo de imaginármelo, de fantasear con toparme de nuevo con él en un bar lleno de gente o con vislumbrarlo tomándose un café en una cafetería, con que su mirada se cruzara con la mía y ambos recordáramos y nos alegráramos de que los astros por fin hubieran vuelto a alinearse.
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