Si tuviera alas para volar

El hecho se descubrir que Leah está enferma, cambia la vida tanto a su familia como a su mejor amiga, Ava. Debido a esto, no ha podido crear muchas amistades, pero tampoco le hace falta más.


Tras su última revisión, decide pasar dos semanas en la casa de los tíos de Ava, solo que ella no le cuenta que tiene un primo bien crecidito y atractivo y solo unos años mayor que ellas.


Sabemos desde el principio que el cáncer ha guiado los pasos de Leah por su vida, y que ahora está parado. Siente que no ha vivido lo sificiente, que no ha experimentado todo lo que le gustaría y ahora no piensa perder el tiempo. Es una adolescente y actúa como tal: es precavida, pero también le llama el riesgo.


Jake apenas se habla con su familia. Ava se huele que ha pasado algo que no sabe, pero tardará en descubrirlo.


Es una lectura ágil que nos lleva de vacaciones a un lugar encantador y unas vacaciones merecidísimas. La amistad de Ava y Leah es lo que más me ha gustado; ese apoyo fundamental que son la una para la otra aunque también peleen y discutan. Es una relación que se pone a prueba durante este periodo de tiempo.


Sin embargo, Jake no me ha engatusado como me esperaba 😩. Es un personaje que cuyas acciones no me parecen justificables (a lo Hardin Scott) y que me ha decepcionado 🥲


Como todo ocurre en dos semanas, desde el inicio hay una atracción que termina convirtiéndose en instalove. Así que para los amantes de este cliché, tenéis una historia ideal.


Es una novela emotiva, de amistad y que nos llevará a sufrir irremediablemente. ¡No se puede decir mucho más sin hacer spoiler!