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Crítica de Lawerson


Lawerson
02 February 2020
La oscuridad se ha abierto paso hasta el Londres Rojo. Atrapar a Kell fue más sencillo de lo que se esperaba, atraerlo hasta otro Londres y realidad. Allí, Holland, con Osaron en su interior, consiguió arrancarle la fuerza y la magia que tenía con tan solo un collar que permitirá al rey oscuro adentrarse en su mente y en su cuerpo. Sin embargo, Kell es más fuerte de lo que creía y no dejará que la oscuridad le conquiste tan fácilmente. Mientras tanto, en el Londres Rojo, Rhy agoniza. La unión que tiene con Kell de por vida lo está debilitando, sintiendo el mismo dolor y sufrimiento que su hermano, lejos de allí, está soportando. Lila, viendo como la vida del príncipe se escurre poco a poco, sabe que encontrar a Kell es fundamental para que el príncipe sobreviva, rescatarlo de su agonía con la magia que posee. Y, sin pensarlo, hace algo que, supuestamente, alguien como ella no podría hacer jamás. El plan de Osaron sigue en marcha, hacerse con el control de la magia pura para construir su propio reino de poder, y Londres Rojo tiene que caer primero. Bao hechizos difíciles de esquivar y de ganar, la oscuridad se va haciendo poco a poco con los habitantes del reino, quienes se convierten en esclavos y servidores dispuestos a darle a su nuevo rey lo que más ansía. La seguridad de su pueblo está en juego y, mientras están recluidos y protegidos en palacio a través de conjuros que no pueden resistir siempre, Lila, Kell y Rhy, en compañía de viejos y nuevos amigos, deberán hacer un único viaje que salvaría, para siempre, al Londres Rojo y que confinaría a un rey oscuro que no hace más que absorber más y más magia. Pero las cosas no suelen ir según lo planeado y, pronto, todos ellos deberán elegir qué es lo que realmente quieren a través de unas pruebas que se irán poniendo en su camino.

Este año está siendo el año con mayores descubrimientos literarios. Son muchas las historias que han pasado ya por mis manos, historias increíbles que me han conquistado sin poder remediarlo y que se van a quedar, sin dudarlo, mucho tiempo en mi mente. Este año se empezaba a publicar en España una trilogía a la que le tenía muchísimas ganas desde hace años, la de Una magia más oscura de Victoria Schwab, autora que sí que había llegado ya a nuestro país con otros de sus libros y a través de una editorial diferente a la de esta trilogía, haciéndose un hueco de manera poderosa en la lista de autoras a tener muy en cuenta para un futuro. Sin embargo, ha sido aquí cuando, finalmente, Schwab me ha enamorado completamente. Conjuro de luz puede ser una conclusión esperada por muchos y muchas de vosotros y vosotras, pero que es única, mágica y especial... eso os lo confirmo sin dudarlo.

Partiendo, una vez más, de una narración en tercera persona y usando a los diferentes personajes que ya nos han acompañado hasta aquí, los antiguos y algún que otro nuevo, Conjuro de luz comienza justo por donde se quedó Concilio de sombras, la segunda parte, en un momento realmente tenso donde Kell es apresado y donde la vida de Rhy pende de un hilo. Bajo esta premisa, es normal que este tercer libro empiece de manera potente y directa, haciéndonos sufrir sin remordimientos ya en las primeras páginas. Unas escenas donde la magia vuelve a cobrar vida, donde el tiempo es oro y donde la lucha se hace presente para intentar llegar a nuestro objetivo, primeras misiones llenas de acción y peligro que nos empezarán, también, ha dejar las primeras sorpresas y giros en la trama que, personalmente, me han dejado con la boca abierta sin esperar que, de manera temprana, haya encontrado ese tipo de desvelaciones. Conjuro de luz es un libro que, aunque vuelve a estar dividido en numerosas partes, tiene un ritmo de lectura muy notorio y de infarto. Veloz, las páginas vuelan solas a medida que más situaciones peliagudas se van superponiendo y apareciendo, poniendo a prueba a cada uno de los personajes, jugando la autora con nuevos elementos y creando, a su vez, un ambiente donde cualquier paso puede ser la perdición absoluta. Viajando de un lado para otro, cambiando continuamente de perspectiva, el libro va a ser un juego de idas y venidas que le dan dinamismo, más emoción e interés, siendo partícipes de esos planes que se van a tejer en ambos bandos, tanto el bueno como el malo, viendo cómo irán evolucionando y repercutiendo a medida que cambian de estrategia o caen completamente en una trama que lo complicará todo muchísimo más. Es un libro que engancha sin poder remediarlo desde el minuto uno, plagado de detalles que propician ese sentimiento de apego, de no querer despegarte, de necesitar seguir leyendo más y más y más, capítulo a capítulo, para meterte en nuevos problemas o apuros, para ver cómo nuevos enemigos emergen de cualquier esquina, para sufrir cuando, sin esperarlo, las consecuencias de actos pasados con más graves de lo que uno podría imaginarse. Por supuesto, y aunque parezca que el libro va a ser una lectura en el que no hay momento para descansar, sí que tiene sus partes más lentas y lejos de toda la batalla que se está produciendo en el exterior. No obstante, son partes que me han gustado igual o incluso más ya que el centro de todas ellas van a ser sus personajes. El terminar de desarrollar sus personalidades, de dar las últimas pinceladas a sus matices, a sus claros y a sus sombras. de seguir avanzando en sus relaciones, momentos deliciosos que me han encantado sin dudarlo. de dejar atrás el pasado de una vez por todas, de encontrar la paz interior, de vencer a sus demonios y de salir hacia adelante, mirando al frente en lugar de seguir girando la cabeza para ver por encima del hombro. En estos momentos se afianzan, se colocan mejor, terminan encontrando su hueco, a dónde pertenecen. He disfrutado cada contacto, cada conversación, cada intimidad. Y cuando parece que Victoria Schwab lo tiene ya todo más o menos hilado, vuelve a la carga, apareciendo más dificultades, más obstáculos, peligros que despiertan para guiarlos hacia la lucha definitiva. Volteretas, conjuros nuevos, sangre por todos lados, cuchillos volando, garras oscuras cómo defensa, todo será un caos en el que cualquier cosa puede ocurrir. Ahí te quedas con el corazón encogido, en un puño, sin saber quién va sobrevivir y quién no, obligándote a hacer una despedida sin querer decir adiós. La multitud de giros argumentales que hay, de sorpresas, lo van a cambiar todo, van a mover la balanza de un lado a otro, va a dar esperanza pero también pérdidas. Y el final es que me rompió hasta tal punto de llorar como hacía tiempo que no lloraba con un libro que terminaba una historia que, si todavía no os habéis dado cuenta, me ha encantado desde el comienzo.

Aun de haber pasado días desde que terminé este libro, sigo con tristeza y pensando en él. Porque, para mí, ha sido magnífico por muchas razones. Una de ellas, la delicadeza con la que Victoria Schwab ha ido tratando a sus personajes hasta llegar a este último libro. Ha sido una evolución magnífica, bien tratada y llevada. En cuanto conoces a los personajes en el primer libro, ya tienes esa sensación de que estás ante un elenco potente y con muchas ganas de mostrarte cómo son. Su fuerza, su personalidad y sus debilidades, sus sueños y secretos, todo ello han ido creciendo dentro de ellos y los han hecho muy reales y humanos. Y en Conjuro de luz debo destacar la asombrosa labor que hace la autora para que incluso uno de los personajes que jamás creías te iba a gustar, te guste. No solo eso. Lo comprendes, te encariñas con él, lo conoces. Y ves su tristeza, su motivación, Ves su corazón a pesar de que se ha esforzado por esconderlo. Y, cuando una autora consigue eso con un personaje que siempre se ha mostrado maligno, reacio a estar a tu lado, incomprendido, es que me parece mágico. Por que la magia de estos libros puede ir más allá que un conjunto antari. Por otro lado, Lila y Kell me han fascinado. Cómo se complementan, como se rebelan y se resisten, como se mantienen en sus ideales. La picardía de Lila, la lealtad de Kell. Son dos caracteres muy diferentes que podrían chocar, pero se entienden y se unen de una manera que, joder, da un gusto tremendo. Emery y Rhy, la nobleza de uno y la pillería del otro. Lo que representan, tanto para sí mismos como para el libro. Y, por supuesto, lo que más me ha flipado de Conjuro de luz son los mil y uno ases que Schwab tenía guardados bajo la manga en todo momento, creando una lectura para nada predecible, que va a dar muchos cambios y giros y que te van a dejar completamente ojiplática. Este libro es una aventura, con sus momentos más o menos difíciles, con muchas trabas por delante que han de ser superadas y que, siempre, te va a dejar sin aliento.

Si me preguntarais para que dijera sí o sí alguna cosa mala de este libro, me costaría, pero creo que sabría hacia donde irme. En este caso, sería el papel de Osaron y toda su oscuridad. Es posible que me esperara más participación suya, más resistencia, más presencia. A veces se difuminaba tanto su estancia y protagonismo en el libro que desaparecía durante bastante tiempo y, para ser el malo de la historia, no lo he visto como esperaba. No obstante, el peso de lo bueno, la auténtica razón que tenía la autora de escribir este libro y los verdaderos protagonistas son tan notorios que, sinceramente, no me importa no haber tenido más de Osaron.

Así pues, y en resumen, Conjuro de luz pone un punto y final espectacular a una trilogía que no debes perderte por nada del mundo. Una ambientación original y magníficamente creada, unos personajes alucinantes que crecen a cada libro y una trama irresistible y bestial, volveré sin dudarlo una vez y otra y otra. No es un adiós, es un Anesh. Hasta pronto.
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