El arte de tener siempre la razón (Edición ilustrada)

Muy pocas personas saben reflexionar, pero todas quieren tener opiniones.

Pues la verdad también puede resultar de falsas premisas, mientras que lo falso nunca puede derivarse de premisas verdaderas.

Habitualmente el hombre cree, si solo oye palabras, que también debe encontrarse en ellas materia de reflexión.

Toda luz puede apagarse; la inteligencia es una luz, luego la inteligencia puede apagarse.

La relación se invierte en lo que respecta a mi adversario: tiene razón aunque objetivamente se equivoque.