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Tal y como nos tiene acostumbrados Sapkowski, al empezar el libro no sabemos qué ha pasado, pero sí que ha sido algo importante. Resulta que Ciri está herida de gravedad y acaba perdida en un pantano lista para morir; pero aún no ha llegado ese día. Por fin veremos a Ciri con el aspecto al que estamos acostumbrados en los videojuegos: una joven con unos extraordinarios ojos verdes, que resaltan su horrible herida de la mejilla. Más tarde, gracias a las memorias que escribe Jaskier, nos recuerdan el final de Bautismo de fuego y lo ocurrido con Geralt y su peculiar grupo. Una cuadrilla formada por un brujo perseguido en cuatro reinos, un poeta acusado de ser espía, una cazadora aliada de los rebeldes, un caballero del reino enemigo y un vampiro centenario (Ahí es na...) Este autor casi siempre deja los finales a medias, así que se agradece que refresque la memoria del lector. De nuevo, a lo largo de los capítulos vemos las cosas desde la perspectiva de muchísimos personajes, por tanto, Geralt y Ciri vuelven a estar escasos en páginas (lo que me molestó bastante) Por suerte, a partir de la mitad del libro, la trama se centra más en las aventuras del dúo protagonista, así que no he sufrido la misma decepción que en Tiempo de odio. Me gusta cómo va creciendo el personaje de Ciri. Deja de ser una niña egocéntrica y rebelde para madurar en un mundo cruel en el que debe sobrevivir sola. Poco a poco, alcanzará la paz que necesita su alma. Este libro tiene un estilo aún más cinematográfico que los anteriores. La conexión entre personajes y conversaciones, esa mezcla con el presente y el pasado, dan la sensación de que estás viendo una película o una serie. Aunque la lectura me la he tomado con calma, lo cierto es que el último capítulo lo devoré. Hacía tiempo que no estaba tan enganchada. ¡Una fantástica continuación de las desventuras de nuestro querido brujo! Lástima que ya queda poco del camino. Saludos ;) |
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