Peña Amaya

En el año 572 el rey Leovigildo, en su afán de reunificar los distintos reinos hispánicos, conquista Córdoba.

Su empresa parece imparable
Los pueblos se rinden por temor o por espada, a excepción de unos salvajes que habitan en el norte, tan rudimentarios como fieros.
Se les conoce como "Los Cántabros" y es hora de someterlos.

Al noroeste de la hoy provincia de Burgos, coronando un extenso valle, una roca a casi 1400 metros del nivel del mar, se convierte en un refugio natural inexpugnable.
Peña Amaya.

Pero en su interior, entre los aguerridos Cántabros germina una división entre aquellos que adoran a los antiguos dioses y una nueva religión llena de bellas palabras.
El cristianismo.

Dos hermanos son los máximos exponentes.

Necón es el líder de los guerreros. Sus armas, la espada, el valor y el honor.

Tomás, antiguo guerrero ha abrazado la fe. Su arma, la palabra de Dios.

Mientras tanto, los godos de Leovigildo asedian y asaltan la roca sin descanso.

Pedro Santamaría recrea la mítica resistencia de un pueblo orgulloso que no dará su brazo a torcer mientras espera el milagro que tanto predica la nueva fe.

El texto utiliza dos narraciones distintas para un mismo hecho.
Por un lado, lo que acontece con el pueblo Cántabro está novelado.

Por el otro, todo lo referente al bando godo se cuenta como una crónica cuyo autor no conoceremos hasta el final.

Aunque en muchos momentos y de manera justificada, nos darán ganas de amordazar a Tomás por sus predicas, lanzarlo peña abajo o implorar que se calle, este se mostrará implacable.
Es sin duda, la parte menos llevadera de la historia. ¡Dios bendito que pesado es!

Sin embargo la novela irá creciendo para concluir en un asedio donde la esperanza y la derrota serán sentimientos intercambiables en el lento transcurrir de las horas.

Santamaría recrea tanto paisajes como forma de vida y sustento a la perfección, logrando que el lector se acerque a las espartanas costumbres de este pueblo en la recién nacida Edad Media.

Una novela interesante sobre una resistencia y sobre la llegada a aquellas tierras de un cristianismo que será clave para la reconquista.
Aunque eso es otra historia.

¿Y Dios? ¿Obrará el milagro o abandonará a sus fieles?
Para saber la respuesta tendrás que leer esta notable novela.

Eso sí, ármate de paciencia con Tomás.
¡Amén!

"Una aldea poblada por irreductibles "Cántabros" resiste, todavía y como siempre, al invasor..." Ha sido inevitable, no me he podido resistir, Santamaría me ha hecho recordar a Astérix y Obélix.

Leovigildo tras recuperar Córdoba, emprenderá una nueva campaña para conquistar Peña Amaya, un reducto de bravos guerreros que no se lo pondrán nada fácil. La orografía de la cornisa Cantábrica, complica los planes del rey godo ¿conseguirá su objetivo? Las pretensiones del monarca son unificar Hispania y para ello tendrá que ir, poco a poco, anexionando territorios.

Es una lectura ágil y entretenida, los capítulos cortos ayudan a ello. Quizás lo que menos me ha gustado es la forma en la que nos relata lo que ocurre con los godos, pues es un cronista el que va narrando las situaciones que se viven por parte de los conquistadores y puede resultar menos atractiva, es lo menos bueno del libro, me hubiera gustado que también esta parte estuviera novelada, aunque se lo perdono porque al final del libro incluye una interesantísima nota histórica. Compensa una cosa con la otra.

Las costumbres de los habitantes de la zona, sus vidas y la llegada de una nueva religión marcarán el devenir de un pueblo bravo y aguerrido que luchará por su libertad y al que no doblegarán fácilmente.

Tomás y Necón, dos hermanos enfrentados por la fé, un solo Dios o los Dioses Ancestrales; y la guerra, nos mostrarán cómo el amor fraternal, aún en los enfrentamientos más encarnizados, no desaparece nunca.

Y recordad: "Roma no paga traidores..." Estupenda y muy recomendable lectura.