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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
16 February 2024
Los ojos que Spensa asegura ver cuando utiliza sus poderes como citónica para hipersaltar a la ninguna-parte han resultado ser zapadores, unas criaturas terroríficas e increíblemente destructoras que la Supremacía (el gobierno alienígena que considera que hay especies superiores e inferiores y que ellos, al ser la especie dominante, deben proteger y velar por la paz en el universo) pretende utilizar para dominar a aquellos que están en contra de la esclavitud disfrazada de paz y armonía que proponen. Spensa sabe que necesita comprender mejor su don, saber cómo utilizarlo y desarrollarlo para así aprender más sobre sí misma, sobre su poder y sobre los zapadores, pues es la única que con su capacidad puede igualar las fuerzas de Detritus, su planeta natal, contra el ejército de la Supremacía. Ahora se ha desatado una feroz guerra en la que el gobierno alienígena pretende destruir a los humanos de una vez por todas, dado que su resiliencia está resquebrajando el sistema, además de convencer a otros planetas de que deben unirse a su causa y acabar de una vez por todas con la tiranía orquestada por la Supremacía y liderada por Wizink. Con esta poderosa amenaza, Spensa hipersalta a la otra-parte, que es una especie de planeta anclado en la ninguna-parte donde no existe ni el tiempo ni el espacio y que está plagado de zapadores que han detectado su presencia y quieren acabar con ella. Por suerte, conocerá a Chet, un personaje cuanto menos curioso, y aprenderá con su ayuda a sobrevivir en aquel extraño planeta. Con el como guía, Spensa recorrerá la Senda de los Ancianos, un camino citónico con recuerdos e impresiones de otras criaturas con esa misma capacidad que la ayudarán a comprender mejor sus poderes, cómo funcionan y cómo puede usarlos para derrotar a la Supremacía.

Citónica inicia justo después de Estelar, con Spensa huyendo de Visión Estelar (donde estaba infiltrada como espía fingiendo ser Alanik, una alienígena, para recopilar información que ayude a su pueblo) y teniendo que decidir si acude a Detritus para combatir o si, por el contrario, sigue su camino de desarrollar sus poderes citónicos. Finalmente optará por la segunda opción, por lo que el foco de la trama se traslada a esta otra-parte, dejando de lado la guerra que se está fraguando entre el planeta natal de Spensa y la Supremacía. Allí conocerá a Chet y se harán amigos. Chet la ayudará a averiguar los secretos citónicos que con tanta desesperación necesita y ambos emprenderán un viaje por la Senda de los Ancianos.

La primera parte del libro se me hizo muy aburrida. Estoy acostumbrada a que Sanderson tenga inicios de libro trepidantes, que con pocos capítulos te introduzca de lleno en un mundo fascinante del que deseas saber más; en comparación, ver a Spensa deambulando por este nuevo mundo (donde el tiempo y el espacio se distorsionan, compuesto por islas flotantes con sus propios microclimas...) se me hizo un tanto tedioso, pero esperaba que conforme fuera avanzando, la historia cogiera ritmo y terminara de arrancar. Sin embargo, no fue así. Leer Citónica es como ver a Spensa de excursión, experimentando todo lo que siempre quiso y nunca pudo en su miserable vida en Detritus. En esta otra-parte será secuestrada por un grupo de piratas espaciales liderados por Palo y conformado por todo tipo de criaturas alienígenas. al principio será su rehén, pero poco a poco se ganará su confianza y sus habilidades como piloto y con la citónica terminarán convirtiéndola en una más. No solo eso, sino que será vista por estos piratas como una heroína y una parte imprescindible del grupo gracias a su entrenamiento en la academia. Y esto es precisamente lo que Spensa lleva queriendo desde el primer libro, ser una guerrera a la altura de Gengis Khan o Alejandro Magno, alentada por todas las historias heroicas que su abuela le contaba cuando era pequeña. Por lo tanto, es como ver a Spensa de vacaciones, viviendo aventuras fascinantes y siendo por fin admirada por todo el mundo. Todo esto mientras en su pueblo natal, su gente está al borde de una guerra intergaláctica. El vivir su sueño en la otra-parte hace que Spensa pierda totalmente el foco porque está obnubilada por la fascinación que sienten por ella y porque considera que por fin ha obtenido el reconocimiento que se merece. Además, mientras que todo el horror que experimentó en Visión Estelar hizo que cambiara su perspectiva acerca de la guerra y le restara epicidad para considerarla lo que realmente es (una tragedia), el estar en la otra-parte hace que todo ese aprendizaje desaparezca y no tenga ningún problema en embarcarse en misiones suicidas y peligrosas, alabando una vez más la batalla. En este aspecto, es como si estar viviendo estas aventuras hubiera causado un evidente retroceso en su maduración como personaje que se mantendrá a lo largo de toda la novela.

Será ya de cara a la segunda parte cuando Sanderson la meta poco a poco en vereda y vayamos avanzando más en el objetivo de aquel viaje, es decir, descubrir más acerca de la citónica, comprender su funcionamiento y sus dimensiones para que, con ese conocimiento, Spensa pueda regresar a Detritus y ayudar a su gente. Y aunque pudiera parecer que ese giro en la historia es más interesante que ver a Spensa pegando tiros en una nave espacial, lo cierto es que fue igual de aburrido. La forma en que Sanderson explica los conceptos citónicos me pareció muy enrevesada y más que un libro de fantasía, me sentía en una clase de filosofía. Quizá lo más relevante son sus descubrimientos sobre los portales creados con la citónica y sobre los zapadores, esos seres que Spensa describe como ojos que la observan y que quieren destruir a quienes son como ella. Pero el resto del viaje del héroe intentando sobrevivir en ese mundo hostil para hallar las respuestas que busca me resultó, una vez más, increíblemente aburrido. En este tercer libro eché más en falta que nunca la falta de multiperspectiva. Si en vez de centrarse exclusivamente en Spensa, el autor hubiera alternado capítulos narrados por otros personajes (como Jorgen o FM, al igual que hizo en los relatos de Escuadrón cielo) que nos hubiera permitido saber qué estaba sucediendo en Detritus, quizá la lectura habría sido más estimulante. Todo esto hizo que, a su vez, me sintiera como si estuviera leyendo un libro 2.5 dentro de la saga, una novela paralela a la trama principal y no una continuación de la misma.

Por otro lado, Sanderson aquí repite el mismo patrón que hemos visto ya en Escuadrón y Estelar: Spensa como ente extraño que no encaja en el sitio en el que se encuentra - se introduce a la fuerza en un grupo de gente (Escuadrón Cielo en Detritus, Escuadrón Alfanje con la pirata Palo al mando en la otra-parte) - comienza a crear vínculos con ellos y progresivamente se convierten en sus amigos - termina siendo considerada un pilar fundamental y muy valioso dentro de ese grupo. No es capaz de romper el bucle y a mi personalmente me cansa un poco ver este modelo repetido hasta tres veces dentro de la misma saga.

Lo mejor de este libro ha sido, como siempre, M-Bot. Como la Supremacía destrozó su nave, ahora su consciencia ha sido transmitida a un dron, que aunque le permite tener mayor capacidad de movimiento y mayor libertad (puede moverse sin tener que depender de Spensa), este nuevo cuerpo le causa ciertos conflictos y cuanto más reflexiona acerca de estos cambios y de sí mismo, más vamos viendo su evolución a ser sintiente, una conciencia mucho más allá de la máquina y que con cada novela se asemeja mucho más a un humano.

Los últimos capítulos sí que contienen información inesperada y ciertos giros que personalmente no me vi venir y lo cierto es que los devoré en comparación con lo mucho que me costó leer las primeras doscientas páginas. El final sí que fue muy Sanderson en el sentido de que me dejó con la miel en los labios y con ganas de continuar con Desafiante y ver cómo se aplica a Detritus y su guerra todo lo que Spensa ha experimentado y ha aprendido durante su viaje en la ninguna-parte.

Aunque la longitud de los libros de Sanderson no es algo de lo que particularmente me queje, en el caso de Citónica debería haber tenido menos páginas porque creo que lo más relevante tanto para el desarrollo de los personajes como para el avance de la trama podría haberse condensado perfectamente en trescientas páginas sin tener que prescindir de ningún dato importante y sin resumir. Ha vuelto a repetir la formula de Escuadrón y Estelar (Spensa en un mundo nuevo que tiene que explicarle al lector y convirtiéndose en la estrella de su escuadrón), pero por lo menos los primeros dos libros la trama fue mucho mas potente, había más tensiones, más misterios y más descubrimientos impactantes. En este libro he notado todavía más la falta de un narrador coral porque al final Sanderson se ha limitado a escribir a Spensa siendo Spensa y poco más.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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