Nadie le había enseñado que la sinceridad excesiva raya en la mala educación, especialmente cuando la persona a la que te diriges no ha requerido tu opinión respecto de un determinado asunto ni parece interesada en conocerla.
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Nadie le había enseñado que la sinceridad excesiva raya en la mala educación, especialmente cuando la persona a la que te diriges no ha requerido tu opinión respecto de un determinado asunto ni parece interesada en conocerla.
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