Cada día que pudo, asistir durante horas a su concierto sin cuerdas, esperando que cometa un error, que falló una nota o el arco roce la madera. Y nada. ¡Es perfecto!
|
Cada día que pudo, asistir durante horas a su concierto sin cuerdas, esperando que cometa un error, que falló una nota o el arco roce la madera. Y nada. ¡Es perfecto!
|
Pascal era de los pocos que venía escuchar y escuchaba. Se escuchaba sí mismo, muchacha, como lo hago yo, que también escucho el vibrar de las cuerdas y el lamento feroz o feliz del violín
|
Una muchacha calva haciendo equilibrio sobre un pie en el centro de un puente de París puede empezar a cambiar el mundo
|
" No son nuestras habilidades las que muestran cómo somos, sino nuestras elecciones”