Ahora en noviembre

La obra que tengo el placer de comentar hoy es mi primera incursión en la literatura norteamericana de la primera mitad del siglo XX, concretamente en el período situado entre la Gran Depresión y Entre-guerras.
“Ahora en noviembre” es el relato descarnado y realista de una familia que toma la decisión más importante de su vida, una opción que no pasa desapercibida en el mundo actual y en toda la historia del devenir humano, dejar su casa, su tierra, su entorno, para partir a la aventura, en busca de un lugar donde hacer algo tan simple y complejo a la vez como es vivir. Tres hermanas que caminan ante la incertidumbre de un futuro inexistente y la desesperanza de que no existe un hogar donde sentirse seguras.
La historia se sitúa en la época de la Recesión norteamericana provocada por el derrumbe de la bolsa de Wall Street. Conocidas sus consecuencias, las hermanas y su padre deciden trasladarse a una granja olvidada e hipotecada donde tendrán que aprender todas las labores propias del campo, convertirse en agricultoras improvisadas y asumir como futuro solo el presente. La lucha incansable de tres mujeres para salir adelante solo con sus manos y con el martillo pilón de la miseria azotando sin parar. Una vida a la que parecen terminarse acostumbrando que se verá ligeramente convulsionada con la llegada de un nuevo personaje que revolucionará el devenir insulso de la familia.
Cabe destacar que la autora escribió este libro a una edad muy temprana y que consiguió, obviamente, ganar el premio Pulitzer. La manera tan desgarradora de narrar y los hechos que reflejan fielmente la época, así lo merecían. Es reseñable la complejidad de los personajes de las tres hermanas: la mayor, introvertida y peleada con el mundo, la mediana que nos cuenta la historia de primera mano y cuyo deseo constante es crecer y volar y la pequeña, un ser dócil y dulce que siempre intenta aportar luz y pasar desapercibida. Tres personajes tan reales y tan profundos que atrapan desde el primer instante.
Sorprende la sencillez de su lectura y la capacidad para reflejar los acontecimientos y las desgracias de una manera clara y sencilla. Nos sumergimos en una realidad lejana pero conocida, por la que he sido cautivada y que ha generado en mí inmensas ganas de leer y de adentrarme en el abismo de la época. Una novela que no os dejará indiferentes.

"Estaba esa doble vida, dos planos de nuestra existencia que ni siquiera eran paralelos. Uno estaba formado por las cosas que hacíamos día a día, lo tangible, tiempos duros pero sólidos. Y luego estaba el caminar oculto por los límites de la oscuridad, el observar por las puertas negras...la respuesta no revelada que debe estar en alguna parte..."

Me entristece pensar en cuántos buenos libros caen en el olvido. Cuántas obras que podrían marcarnos son condenadas al ostracismo por no considerarse lo suficientemente atractivas para el mercado editorial. Por eso es de agradecer que se rescaten libros como Ahora en noviembre.

Un libro publicado en 1935 con reminiscencias de los clásicos victorianos pero que a su vez aborda tema de rabiosa actualidad. El cuidado y el respeto a la tierra. El asfixiante y a la vez aterrador paso del tiempo. El miedo hacia el comportamiento extraño, inexplicable de Kerrin, bajo el que se intuye subyace un problema de salud mental. Las mujeres en lo rural. El primer amor: la idealización de la persona amada, y el dolor por el rechazo de un amor no correspondido. Una familia que, en plena recesión estadounidense, intenta sacar adelante una pequeña granja hipotecada. Que lucha por sobrevivir.

Un canto a la naturaleza, que es a su vez vida y muerte, amor y horror. Con una prosa cuidada, sutil y sumamente bella, la voz de la protagonista nos mimetiza con los dorados maizales, el dulce olor de los manzanos y el rojo color de las fresas silvestres. También con el terror que provoca la sequía, el salvaje ardor del fuego que todo lo destruye. Porque lo que la tierra te da, también te lo quita. Es un libro muy lírico, evocador, que te acaricia mientras a la vez te empuja hacia la angustia y el desasosiego. Una auténtica maravilla que te cautivará tanto si eres aficionada a los clásicos como si no.

La autora de esta joya, Josephine Johnson, es a día de hoy la mujer más joven en ganar un premio Pulitzer. Ojalá ocupe el lugar que merece en el escenario literario español, porque los lectores nos merecemos que novelas así sean rescatadas del olvido.

En su momento, pensé que había palabras para todo menos para el amor y la belleza intolerable. Ahora sé que hay una tercera cosa que no está al alcance de las palabras: el sentido de la pérdida. No hay palabras para la muerte".

Era su primera novela, tenía 24 años y no había terminado sus estudios universitarios. Con "Ahora en noviembre", fue galardonada con el Premio Pulitzer en 1935 en la categoría de ficción. Lo de Josephine Johnson era puro talento.

Sorprende su narrativa, llena de sensibilidad, por momentos poética, elegante y contenida, abordando temáticas muy duras, sin caer en el melodrama, y la profundidad de unos personajes que, desde luego, no parecen trazados por la pluma de una autora novel.

En "Ahora en noviembre" nos relata la agónica situación de los propietarios de granjas dedicadas a la agricultura, en los momentos de la Gran Recesión que sigue al crack del 29, agudizada por un largo periodo de sequía y el conocido fenómeno del "Dust Bowl", enormes tormentas de polvo en dirección al Atlántico. En 1940, Steinbeck, también recibiría el Pulitzer por "Las uvas de la ira", más centrado en la migración forzosa y la hambruna que ocasionaron cinco millones de pérdidas humanas.

En este contexto, un matrimonio de clase media con tres hijas, Kerrin, Marget y Merle, llega a una granja heredada con la aspiración de mejorar su nivel de vida. Saben desde el principio que pisan tierra insegura: la granja está hipotecada. Sólo un periodo continuado de buenas cosechas permitirá abordar la deuda. Hay que adaptarse, además, a una vida rutinaria, marcada por el día y la noche, el frío o el calor, el cambio de estaciones...

Una rutina que se ve interrumpida tan sólo por el carácter voluble y rebelde de Kerrin, sus enfrentamientos con la familia, su ira, sus silencios, sus marcadas distancias, su huída permanente a la soledad.

La contratación de un trabajador, Grant, para ayudar al padre en las labores de labranza, será un punto de inflexión en la historia, hasta que la sequía prolongada, y todos sus efectos, amenaza la mera supervivencia, conviertiendo la inseguridad en miedo.

La capacidad de resistencia, la fuerza de voluntad, la naturaleza que golpea sin compasión, el amor y el desamor, la desesperanza y la resignación, la enfermedad mental, la pérdida.. son los temas de fondo de esta novela... pero, aún así, queda un resquicio de esperanza inquebrantable en estos personajes resilientes. Aunque nunca se hable de futuro... quizá, en noviembre, llueva...

Una auténtica joya de 200 páginas. Gran historia y una maravillosa forma de narrar que conmueven

#EntreLibros.

Un matrimonio de clase media y sus tres hijas pequeñas, se trasladan a una antigua granja familiar buscando una vida mejor, pero las cosas son difíciles, la ganja está hipotecada y viven en un temor constante a quedarse sin nada. Diez años después de su llegada a esa granja, Marget la hija mediana, nos hace un repaso de ese tiempo aunque centrándose en el año que fue más significativo de todos los que llevan allí por todas las cosas trascendentales que les ocurrieron.
Por lo que he leído, los críticos y los lectores de la época estaban entusiasmados por la forma de narrar de Josephine Johnson y no me sorprende en absoluto. Su voz narrativa, en primera persona en esta novela, es dulce, delicada y poética y logra que, a pesar de que es una novela triste en conjunto, transmitir todo el dramatismo de la historia sin exageraciones. Centrada en la tierra y a golpe de estaciones, la narradora nos sumerge en su amor por una granja moribunda y un paisaje desolador logrando que apreciemos toda la belleza que oculta. Además, con mucha agudeza, hará que transitemos por la cotidianidad de su rutina y por el mundo íntimo de esa familia.
Ilusiones, amor, soledad, tragedias, racismo, roles predeterminados e inamovibles para la mujer y un entorno natural bello y despiadado, 200 páginas en la que no dejan de suceder cosas. Una novela ambientada en la Gran Depresión que seguramente a los lectores actuales nos sorprenderá por uno de los temas que trata, la enfermedad mental. También la literatura está presente continuamente, las hermanas se evaden leyendo y echan de menos no poder comprarse libros, se conforman con la biblioteca que se encontraron en la granja.
Los personajes son pocos, los padres, Kerrin, Marget y Merle que son las hijas y el joven Grant que pasará una temporada trabajando para ellos en la granja. A estos personajes, los veremos interiormente en profundidad, eso sí, a través de los ojos de Marget que me ha parecido una narradora fiable. Algún granjero vecino también aparecerá en esta historia, siempre para ratificar la dureza del entorno donde viven.

CONCLUSIÓN
"Ahora en noviembre" de Josephine Johnson me ha parecido una joya, una historia tierna y brutal a la vez que me ha impresionado y os recomiendo, eso sí, hay que elegir bien el momento para su lectura.

Josephine tenía 24 años cuando ganó el premio Pulitzer con “Ahora en noviembre”. Es (si, en presente) la mujer más joven en conseguir este galardón y, sin embargo, fue olvidada. Ha tenido que ser rescatada y traducida para que podamos disfrutar de ella.

Para mí ha sido un descubrimiento muy grato porque no suelo conectar con esas obras que se consideran “clásicas” pero “Ahora en noviembre” ha sido la excepción. Estoy segura de que no seré la única.

Ha resultado ser un intercalado de belleza y algo de desazón, horror. La balanza entre lo bello y la cara menos amable de la tierra, la desesperanza y el amor. Esta obra intercala bellísimos pasajes y descripciones de la naturaleza con momentos de incertidumbre y desasosiego. Menciona árboles, flores, frutos, aves… describe el paso de las estaciones pero también la sequía, el fuego, el ardiente calor... La tierra da felicidad pero también la quita. Es una tierra hipotecada, un yugo en el cuello de toda la familia. Están en plena recesión: la Gran Depresión de los años 30.
De trasfondo también nos narra el primer amor y no correspondido para Marget. El papel de la mujer rural en aquellos años de recesión. La resignación por un lado y la amargura por otro del padre de familia ante el panorama social del país y sus consecuencia, además de las relaciones paterno filiales. El temor a lo desconocido, el que produce Kerrin con su presencia. Con ella se retrata de alguna manera la salud mental y se habla en esos términos porque intuyo que había un enorme desconocimiento alrededor.

Espero que con este compendio os pique la curiosidad, busquéis a Josephine Johnson y queráis descubrirla.