Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho
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Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho
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España podía soportar un mal gobierno o que corriera la sangre en las calles: de hecho, llevaba soportando ambas cosas desde hacía un siglo. Pero un fin de semana sin fútbol eran palabras mayores.
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Parecía obvio que el lugar que ocupaba la efigie del monarca debía de haberlo ocupado hasta hacía muy poco el anterior jefe del Estado. Miguel se preguntó de pronto para cuánta gente aquel intercambio de cromos iba a suponer la única evidencia real, palpable, de que el país había entrado en una nueva etapa. La imagen del rey en los ayuntamientos, los colegios, los sellos y las monedas; el rey expresando buenos deseos en su discurso de Navidad, entregando copas en torneos de fútbol, inaugurando obras públicas. Como si el hueco dejado por el dictador hubiera de rellenarse con otra pieza similar para que el inmueble no se viniera abajo mientras era reformado. Como si el hueco dejado por el dictador en la cabeza de muchos españoles hubiera de rellenarse por otra figura parecida para que estos no perdieran la noción de la realidad y enloquecieran.
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Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho. -¿Eso qué significa? - Que hay que confiar la inteligencia y la complicidad del lector para que entienda lo que tú quieres que entienda, ni más ni menos. |
Después de las casi cuatro décadas con los medios del régimen trasladando a la población una sensación de apatía generalizada, de incertidumbre y estabilidad, la democracia había supuesto una ruptura perceptible, más que en ningún otro ámbito, en el periodismo. La actualidad española parecía desbordarse, incapaz de ser contenida en su totalidad en las páginas de los periódicos, a pesar de que el número de estos hubiera multiplicado. La realidad mutaba con tanta velocidad que no había tiempo de asimilar los cambios, o tan siquiera de dejar constancia de ellos.
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—Tampoco hay por qué pensar tanto. En esta vida muy pocas cosas son blancas o negras. Casi todo es siempre de un tono gris.
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—Aquí todos jugamos con las cartas marcadas. Y todavía está por ver quién se lleva la partida.
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Aquí todos jugamos con las cartas marcadas. Y todavía está por ver quién se lleva la partida
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España podía soportar un mal gobierno o que corriera la sangre en las calles: de hecho, llevaba soportando ambas cosas desde hacía un siglo. Pero un fin de semana sin fútbol eran palabras mayores.
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—Le quitas el bozal al perro y le das a oler el rastro, y si el perro le pega un bocado a alguien, eso ya no es cosa suya, ¿no?
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?