El peligro de estar cuerda

Para mí, las obras de no ficción de Rosa Montero son un lugar seguro, una lectura que sabes de antemano que va a ser ligera y agradable. Incluso aunque a veces cuente cosas que no lo son, Rosa tiene una manera de contar que a mí me resulta muy cercana y cálida, como si estuvieras charlando relajadamente con una buena amiga mientras tomáis un café y unas galletas caseras.

El último libro suyo que he leído ha sido “El peligro de estar cuerda”, donde Rosa ha recopilado una buena dosis de información y datos relacionados con los problemas mentales (esquizofrenia, depresión, suicidio...) o simplemente rarezas, de un buen puñado de escritores famosos, como Virginia Woolf, Stefan Zweig, Sylvia Plath, Janet Frame, Alejandra Pizarnik o Emily Dickinson. Como veis, abundan las mujeres.

También hay una crítica a la manera en que hace años se trataban estos problemas en las instituciones, los tratamientos espeluznantes que recibían los pacientes, y la facilidad con que se podía ingresar a una persona (el caso de Janet Frame es sobrecogedor).

El libro sigue la línea y formato que ya vimos en “La loca de la casa” y en “La ridícula idea de no volver a verte”, donde Rosa alternaba los datos de su investigación con anécdotas y reflexiones personales. de hecho, como punto negativo, me ha chirriado un poco que haya reciclado algunas historias que ya habíamos leído en “La loca de la casa”.

En todo caso, leer a Rosa Montero siempre es un pequeño gusto para mí. Aquí, además, ha logrado mantener mi interés todo el tiempo gracias a una historia personal que nos va dosificando a lo largo del libro, la de la Impostora, esa Otra que durante años se hizo pasar por ella, dando lugar a momentos bastante inquietantes.