Federico

Cuando se hundieron las formas puras
Bajo el cri cri de las margaritas
Comprendí que me habían asesinado
Recorrieron los cafés y los cementerios
Y las iglesias, abrieron los toneles y armarios
Destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro
Ya no me encontraron
¿No me encontraron?
No, no, no me encontraron
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.

¿Dónde estabas luna aquella noche de monstruosidad?

Sin embargo , el poeta no podía evitar echar de menos Granada cuando estaba en Madrid y Madrid cuando estaba en Granada. Esto le llevó a una cierta intermitencia en sus diez años de residencia, y a pasar largos períodos de tiempo en la ciudad andaluza.

Que yo no haya alcanzado las nubes no quiere decir que las nubes no existan.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura. Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos.