El camino a casa

Este libro es un testimonio único de una época histórica, la II Guerra Mundial, que cada vez va quedando más en el olvido. Poco supervivientes quedan ya del Holocausto, y la memoria del extermino se va perdiendo a la par que sus protagonistas ya no están vivos para poder recordar en primera persona lo que sucedió.

Contada en primera persona, por Henriette Roosenburg, Zip, una joven holandesa de clase media que cuando los alemanes invadieron los Países Bajos se unió a la resistencia. Capturada en 1944 y condenada a muerte y designada a la operativa “Nacht und Nebel”, noche y niebla, que es como los nazis denominaban a un tipo de prisioneros de los campos de concentración que, además de estar privados de libertad, tenían prohibida cualquier comunicación con el exterior, vivían en condiciones extremadamente precarias y estaban condenados literalmente a desaparecer en le anonimato. Se les conocía como prisioneros NN ya que en sus ropas llevaban dichas letras. Así nuestra protagonista fue transportada a Alemania en septiembre de 1944 , paso por cuatro prisiones y acabo en Waldheim, al sureste de Alemania en febrero de 1945.
El 6 de mayo de 1945, son liberadas por el ejército ruso. Junto a tres compatriotas y ante la incertidumbre, con miles de personas desplazas por toda Europa, encuentra un mapa de Alemania en un almacén y trazan su propio plan. Si quieren regresar a los Países Bajos deberán hacerlo caminado, atravesando un territorio devastado por la guerra y controlado por los rusos. Desnutridos, en pésimas condiciones físicas y sin documentos de identidad, al final, deciden caminar hacia el norte hasta llegar al Elba, buscar un barco y bajan el río.

Comienza así un viaje lento, doloroso y arriesgado. La historia está llena de detalles vívidos, de momentos cargados de tensión, de emoción. A lo largo de toda la narración se nos muestra el coraje y la determinación de nuestros protagonistas. Como van resolviendo cada una de las dificultades que se les presenta a través de una Alemania en ruinas: conseguir alimento refugio, información, lidiar con el ejército ruso que a veces no es muy amistoso, tratar con ciudadanos alemanes en los que aun no confían… Hay partes de la historia que te estremecen.

Un relato emocionante que desde la primera página te mantiene absorto en la lectura. Un libro que nos muestra una de las consecuencias que tuvo este conflicto: personas que lograron llegar al final de la Segunda Guerra Mundial, pero que tuvieron que sobrevivir el tiempo suficiente para regresar a casa.

Finales de la Segunda Guerra Mundial, tres mujeres holandesas y un hombre, que habían sido condenadas a muerte como presos políticos, y que formaban parte del grupo conocido como los NN (Nacht und Niebel), la clase más baja de las prisiones alemanas y que en muchas ocasiones eran asesinados a sangre fría al amanecer, son liberados por el ejército ruso de la prisión de Waldheim, al sureste de Alemania.
Lo que inicialmente es una enorme alegría, pensando que vuelven a casa se convierte enseguida en una emotiva odisea narrada por una de las mujeres, Henriette Roosenburg, conocida como Zip, en esta autobiografía que es El camino a casa.
El libro es una muestra del coraje y de la determinación de nuestros cuatro protagonistas, que tienen que ir lidiando con cada una de las difíciles situaciones que se les van presentando desde la primera que es alimentarse para mantenerse vivos. Lidiar con el ejercito ruso, buscar información entre amigos y no tan amigos, cuidarse de robos o ataques, saber qué camino seguir o decidir cuál podía ser más adecuado, buscar algún transporte… y utilizar la pillería siempre que fuera posible para poder continuar el viaje.
El libro de Henriette Roosenburg muestra un difícil camino de vuelta a los Países Bajos, luchando contra las adversidades mediante un estilo sencillo y cercano que hace que sea una lectura fácil y amena, que engancha, pero sin entrar en situaciones de violencia ni de muerte y desolación. Tal vez, para ser una vuelta del infierno y tener que ir viajando a través de él, me resulta una lectura demasiado fácil, sin mostrar a penas nada de la crudeza de lo que fue la llegada de los rusos a las cárceles nazis ni como quedaron de arrasados los pueblos y ciudades alemanas. Es una escritura para todos los públicos, y eso es algo que me resulta un poco extraño para la temática del libro, ya que seguro que su vivencia fue mucho más dura de lo aquí narrado.
Un libro muy recomendable para aquellos lectores sensibles que sufren con la violencia pero que quieren conocer experiencias de superación tan increíbles como las que vivieron estos cuatro holandeses, ya que lo vivirán como una lectura de aventuras sin sufrir demasiado.