En el corazón de las personas anida un odio colectivo.
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En el corazón de las personas anida un odio colectivo.
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Después de todo, te ha insultado a ti. Sí, me insultó a mí. Pero sólo después de que tú le dieras motivos para creer que yo había perdido tu favor con ese comentario insidioso sobre súbditos leales. Construiste para Menkarak una pasarela que él creía segura, y en cuanto puso el pie en ella, la apartaste del barco de una patada y viste cómo se precipitaba al agua. Te gustan los juegos, Jhiral, nos enfrentas a unos con otros para mayor diversión y seguridad tuya. Pero algún día vas a darle una patada a la pasarela de alguien y no se zambullirá solo en las aguas. Te agarrará los tobillos y te arrastrará en su caída.
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Estaba en los ojos. Los hombres eran como hojas, todos se rompían tarde o temprano, incluido tú.
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Era todas las decisiones equivocadas que había tomado alguna vez, todos los caminos que no había sabido recorrer, desplegados en abanico y expuestos ante él para que lo comprendiera, y le dolía. Devoraba sus entrañas como el aliento de un dragón mientras lo contemplaba fijamente.
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—Son capaces de ejecutarte en la estaca por quién eliges llevarte a la cama, y llamarlo piedad; observarían y brindarían por tu agonía con jarras y canciones, y dedicarían el acto a sus dioses idiotas. Son brutales, necios, tienen la conciencia ética de los simios y el nivel de iniciativa de las ovejas. Pero te enfrentaste a los reptiles en el campo de batalla por ellos. ¿Por qué? —No lo sé —dijo con voz rota—. Todo el mundo lo hacía, sólo deseaba ser popular. |
—No sabes nada de mí. —Con los dientes apretados—. Nada. Me has follado, eso es todo. Pues bien, bienvenido al puto club, tesoro. Y los humanos somos un hatajo de alborotadores embusteros, acuérdate. No es aconsejable confiar en nosotros entre las sábanas más que en cualquier otra parte.
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—Bueno —Ringil lanzó otra sonrisita quebradiza al capitán del Trono Eterno—. ¿Sabes?, lo que tiene el follar es que resulta menos cansado y peligroso que intentar matarse con unos trozos de acero. Y es la clase de cosa que suele desembocar en confidencias y favores si se hace bien. Pregúntaselo a cualquier mujer; verás cómo me da la razón. A menos, claro está, que tus experiencias en ese sentido se limiten, ahora que lo pienso, como tal vez se limiten las tuyas, a ir de putas y a alguna que otra violación
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—Son hombres píos de vida limpia, adoradores del templo de sus propios cuerpos. —Hmm. No se puede negar que suena erótico. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?