Leyes de mercado: 35

SPANISH REVIEW

Recientemente, tuve el placer de sumergirme en la vibrante edición de “Leyes de mercado”, publicada por Gigamesh. En esta obra, Richard Morgan nos arrastra a una Gran Bretaña futurista, un mundo donde las consultoras de élite lucran a partir del patrocinio de conflictos bélicos, comerciando con armas y servicios y repartiéndose los despojos de la guerra. Aquí, la competencia se torna despiadada, los equipos se enfrentan en sangrientos duelos callejeros para hacerse con contratos y la disparidad entre ricos y pobres se ha ensanchado hasta límites insostenibles. El uso de las carreteras es un privilegio reservado para una élite que convierte sus automóviles en armas personales, en un intento brutal por asesinar o incapacitar a sus oponentes y así, adquirir estatus y poder.

Aunque la premisa del libro puede parecer una exageración, encontré ecos de mi experiencia personal en consultoras de élite. A simple vista, “Leyes de mercado” parece distanciarse de los universos de los libros de Kovacs, cuyas transmisiones de conciencia y viajes espaciales han cimentado la reputación de Richard Morgan. No obstante, los temas que subyacen son los mismos, solo que en esta ocasión, se encuentran mucho más cerca de nuestra realidad, lo que los hace especialmente inquietantes.

La escritura de Morgan, como siempre, es tensa y cargada de ritmo. Sus escenas de sexo son intensas y sus secuencias de acción parecen extraídas de un guión de cine de gran presupuesto. No obstante, más allá de la violencia descarnada y el sexo explícito, percibo un libro impulsado por la ira, la ira de un hombre que ha luchado desesperadamente para alcanzar una posición de “ganador” en una sociedad diseñada para mantenerlo sometido.

El futuro que Morgan nos presenta es un espejo crudo y politizado de nuestra realidad actual. Aunque algunos críticos han cuestionado la premisa del libro por considerarla irreal, yo encuentro su base económica bastante plausible. Entre 1945 y 2007, cada año ha habido más de 30 conflictos en el mundo. En 2013, Gran Bretaña era el quinto mayor exportador de armas del mundo, pero el verdadero negocio ahora reside en las empresas de seguridad, que generan miles de millones de dólares a partir del conflicto.

“Leyes de mercado” es una obra punzante y provocadora que nos desafía a examinar nuestras propias “fuerzas de mercado” y a meditar hasta qué punto estamos dispuestos a luchar por ellas.

ENGLISH REVIEW

Recently, I had the pleasure of delving into the vibrant edition of “Market Forces”, published by Gigamesh. In this work, Richard Morgan drags us into a futuristic Great Britain, a world where elite consultancies profit from sponsoring armed conflicts, trading in weapons and services, and dividing the spoils of war. Here, the competition becomes ruthless, with teams engaging in bloody street duels to secure contracts, and the disparity between the rich and the poor has widened to unsustainable limits. The use of roads is a privilege reserved for an elite that turns their cars into personal weapons, in a brutal attempt to assassinate or incapacitate their opponents and thus, gain status and power.

Although the premise of the book may seem exaggerated, I found echoes of my personal experience in elite consultancies. At first glance, “Market Forces” seems to distance itself from the universes of the Kovacs books, whose consciousness transmissions and space travels have cemented Richard Morgan's reputation. However, the underlying themes are the same, only this time, they are much closer to our reality, which makes them particularly unsettling.

Morgan's writing, as always, is tense and rhythm-filled. His sex scenes are intense, and his action sequences seem to be pulled from a high-budget film script. However, beyond the raw violence and explicit sex, I perceive a book driven by anger, the anger of a man who has desperately fought to reach a “winning” position in a society designed to keep him down.

The future that Morgan presents to us is a raw and politicized mirror of our current reality. Although some critics have questioned the premise of the book as unrealistic, I find its economic foundation quite plausible. Between 1945 and 2007, there have been more than 30 conflicts in the world every year. In 2013, Great Britain was the fifth largest arms exporter in the world, but the real business now lies in security companies, which generate billions of dollars from conflict.

“Market Forces” is a sharp and provocative work that challenges us to examine our own “market forces” and to ponder to what extent we are willing to fight for them.


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