Solo el acero de Richard Morgan
—Son capaces de ejecutarte en la estaca por quién eliges llevarte a la cama, y llamarlo piedad; observarían y brindarían por tu agonía con jarras y canciones, y dedicarían el acto a sus dioses idiotas. Son brutales, necios, tienen la conciencia ética de los simios y el nivel de iniciativa de las ovejas. Pero te enfrentaste a los reptiles en el campo de batalla por ellos. ¿Por qué? —No lo sé —dijo con voz rota—. Todo el mundo lo hacía, sólo deseaba ser popular. |