Odiaba las manchas. Odiaba el alcohol derramado sobre el suelo y que en el suelo de mi casa cayeran lágrimas por un amigo muerto.
|
Odiaba las manchas. Odiaba el alcohol derramado sobre el suelo y que en el suelo de mi casa cayeran lágrimas por un amigo muerto.
|
Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, una marca cerca de los ojos, de la boca, la mezcla de dolor, de bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve.
|
Después empecé a comer tierra por otros que querían hablar. Otros, que ya se fueron.
|
Me agaché entre las plantas, corrí las hojas enormes, y dejé la botella con las otras para que le hicieran compañía. Había muchas azules. Ningún azul era igual a otro, ninguna tierra tenía el gusto de la tierra de otra botella. No se extraña a un hijo, un hermano, una madre o un amigo igual que a otro.
|
A veces sentía el peso de todas las botellas juntas que iban trasformando mi casa en lo que siempre había odiado ,un cementerio de gente que no conocía,un depósito de tierra que hablaba de cuerpos que nunca había visto.
|
Guardo en pesadillas el sonido de ese lugar, un desperdicio de dolor y pestilencia
|
Se quedó abrazándome un rato largo. No me podía mover ni decir nada. Tampoco quería. Así todo estaba perfecto. El abrazo me curaba el cuerpo. Ya no me dolía el estómago ni la cabeza. No tenía miedo. Nada.
|
Lápidas, como si alguien pudiera mandarle una carta a sus muertos.
|
No solo el amor acelera el ritmo cardíaco, también la música.
|
Como agua para chocolate