El beso de la mujer araña

«Hay cosas que, para redondeártelas, que las veas como las estoy viendo yo…»
 
Molina y Valentín comparten celda en la cárcel y pasan las horas contándose películas. El primero es un ser sensible, reprimido y asustado, pura emoción y sentimiento, el segundo, más racional, un hombre más de actuar, un revolucionario. En estas largas conversaciones Molina se siente muchas veces atacado por Valentín, cree que menosprecia su relato o sus gustos, cuando lo único que hace es exponer sus ideas sobre las decisiones de los personajes o las situaciones de estos, cierto que sus palabras no son muy acertadas.
 
«—Pero ¿estás loco, llorar por eso?
—Voy…, voy a llorar…, todo lo que se me dé la gana»
 
                Molina quiere ser mujer, su homosexualidad reprimida lo hace tan vulnerable a lo largo del relato, me enternece este personaje y su sufrimiento. Según avanzaba la lectura, con tanto relato de películas, me desconcerté en las intenciones del autor, hasta que según va avanzando la historia veo que al entrar en los temas personales, me escama, no sé explicarme, pero los personajes se confunden, no se trata de la homosexualidad, que sí, sino de las intenciones que lleva uno de ellos con tanta historia. Y me pregunto, ¿por qué están juntos estos personajes en una celda? Son muy dispares.
                Debo releer esta novela en otra ocasión.
 
 

Una gran novela que se complica por su estructura y por las notas al pie de apuntes psicoanalíticos sobre la sexualidad que incluye Puig, pero que cuestiona mucho al lector y requiere un esfuerzo para observar la profundidad de sus personajes a través de su transformación.

Lo empecé con muchísima ilusión y me encantó el recurso de que casi todo sean diálogos y ni siquiera con explicaciones de quién dice qué (a veces me perdía, pero reconozco que al final le pillas el tranquillo a cómo se expresa cada uno), maravillosamente resuelto con la mención del nombre del receptor de la línea de diálogo.
Poco a poco me di cuenta de que me saltaba las descripciones de las películas porque solo me interesaba lo que les pasaba a los protagonistas, y también me saltaba las notas a pie de página. Es más que probable que me haya perdido parte del mensaje, pero se me hicieron pesadas esas partes.
He de reconocer mi falta de costumbre de leer literatura iberoamericana, que tal vez me ha impedido disfrutar más de este estilo.

De repente Puig nos traslada a una prisión, más precisamente a una celda, donde dos detenidos, uno juzgado por abuso de menores y el otro un preso político nos deleitan con sus conversaciones. Imaginemos año 1974 post muerte de Perón, grupos revolucionarios, la triple A, y en esta novela dos hombres que se permiten vulnerables. Molina narra cómo si fuesen cuentos películas que vió para su compañero durante cada noche antes de dormirse, a veces un par de escenas, otras unas cuantas más, en cada pausa afloran charlas sobre sus sentimientos más profundos, el amor, la soledad..
Valentín lo escucha y lo interrumpe con preguntas, o simplemente con el sueño que lo aqueja. En cada relato se mezclan escenas de sus vidas fuera, así como también su relación va creciendo en afecto y respeto. Se disfrutan, se apasionan, comparten manjares y debilidades. El afuera ya casi no importa hacia el final.

Este libro lo leí para el colegio y cuando empecé no pude parar, el libro nos presenta a dos personajes que son compañeros de celda ambos con ideales y personalidades tan distintas que pareciera que jamás van a congeniar, pero a través de la lectura las personalidades empiezan a transformarse y las creencias a replantearse y al final del libro no puedes distinguir un personaje de otro, sin duda un libro que vale la pena leer