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No hay ningún hombre por sabio que sea, me dijo, que no haya pronunciado en determinada época de su juventud palabras, o incluso llevado una vida, cuyo recuerdo no le resulte desagradable y que desearía poder borrar
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No hay ningún hombre por sabio que sea, me dijo, que no haya pronunciado en determinada época de su juventud palabras, o incluso llevado una vida, cuyo recuerdo no le resulte desagradable y que desearía poder borrar
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Dejamos de estar inquietos, de sentir angustia, como en ella consiste todo nuestro amor, éste parece bruscamente haberse desvanecido en el instante en que por fin tenemos al alcance la presa en cuyo valor no hemos reflexionado bastante
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Mas que se disipe esa convicción, que de pronto se enteren de que esa amante se ha ido para siempre, entonces la inteligencia y la sensibilidad, perdido su punto de apoyo, se ponen como locas, el más ínfimo de los placeres se crece hasta el infinito
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La contracción del placer que antes había creído sentir era debida a la certidumbre de que ahora nada podía quitármelo
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A lo largo de las líneas del rostro, el sexo parecía estar a punto de confesar que era el de una muchacha un tanto masculina, se desvanecía y reaparecía más allá para sugerir más bien la idea de un joven afeminado, vicioso y soñador, y de nuevo huía, siempre inasequible
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No pude por menos de admirar hasta qué punto la burguesía francesa era un taller maravilloso de la escultura más variada
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A veces, estando a mi ventana en el hotel de Balbec, por la mañana cuando Françoise descorría las cortinas que ocultaban la luz, por la noche cuando esperaba el momento de irme con Saint-Loup, me había ocurrido, gracias a un efecto del sol, tomar una parte más oscura del mar por una costa lejana, o contemplar con alegría una zona azul y fluida sin saber si pertenecía al mar o al cielo. No tardaba mi inteligencia en restablecer entre los elementos la separación que mi impresión había abolido
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Lo importante no es la valía de la mujer sino la profundidad de ese estado; y que las emociones que nos procura una muchacha mediocre tal vez pueden permitirnos aflorar a nuestra conciencia partes más íntimas de nosotros mismos, más personales, más lejanas, más esenciales de lo que haría el placer que nos proporciona la conversación de un hombre superior o incluso la contemplación admirativa de sus obras
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En una estación balnearia como era Balbec, supone un gran encanto añadido a la vida que el rostro de una muchacha bonita, una vendedora de conchas, de dulces o de flores, pintado con vivos colores en nuestro pensamiento, sea para nosotros cotidianamente, desde por la mañana, el objetivo de cada una de esas jornadas ociosas y llenas de luz que pasamos en la playa
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A la abuela también le extrañaba mi elegancia, porque de pronto me había acordado de trajes que hasta entonces había dejado en el fondo del baúl. Cada día me ponía uno distinto e incluso había escrito a París que me enviasen nuevos sombreros y corbatas nuevas
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¿En que año nació Marcel Proust?