La felicidad siempre llega a los que trabajan y se esfuerzan. Conciencia limpia, vida limpia y decente
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La felicidad siempre llega a los que trabajan y se esfuerzan. Conciencia limpia, vida limpia y decente
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No dije la verdad porque la verdad dolía [...]. Ese es el problema con el dolor. Se contagia como si fuera una enfermedad. Se transmite de la persona que lo sintió por primera vez a aquellos que más quieres. La verdad no es siempre el ideal más elevado; a veces, hay que sacrificarla para que el dolor no alcance a tus seres queridos. Hasta los niños, de forma intuitiva, lo saben.
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«Al final todo acabará bien y, si no es así, es que aún no es el final».
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—Para mí, todos los días son de dos terrones de azúcar. Cuanto más dulce, mejor.
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Si te gusta tu trabajo, no trabajarás ni un solo día de tu vida
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plegaria de la serenidad: «Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia».
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El mundo es un lugar mejor si se mira a través de un prisma de colores en lugar de hacerlo con uno en blanco y negro. En este nuevo mundo, hay sitio para versiones y variaciones, para diferentes tonalidades y matices de gris.
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La vida es una cosa divertida. Un día puede ser bastante impactante y el siguiente, también. Pero los dos golpes emocionales pueden distar tanto el uno del otro como el día y la noche, como el negro y el blanco, como el bien del mal.
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La justicia es como la verdad. Es, también, muy subjetiva. Muchos de aquellos que deberían ser castigados nunca se llevan su merecido y, mientras tanto, la gente buena y decente acaba siendo condenada injustamente
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Gran solía decirme:. Y tenía razón. Cada día laborable es una alegría para mí. Nací para este trabajo. Me encanta limpiar. Me encanta mi carrito de camarera y me encanta mi uniforme.
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¿Cómo se llama el barco ballenero en el que se narra la travesía?